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:: Repulsión

(Repulsion, 1965)

“Gérard Brach y yo escribimos Repulsión teniendo en cuenta un objetivo muy concreto: que Klinger y Tenser financiaran la película. Para poder “pescarlos”, el guión tenía que ser inequívocamente terrorífico; cualquier otro tipo de película no les interesaba.” Repulsión sería la primera gran película de Polanski, aquella que sería muy bien acogida por el público y que sellaría su fama internacional.
“...la trama (original) de Repulsión –un esquizofrénico homicida que se vuelve loco en el desierto apartamento londinense de su hermana- incluía unas espeluznantes escenas que en nada diferían de las habituales tópicos de las películas de terror. Si queríamos darle algún toque de originalidad, lo tendríamos que hacer a través de nuestra manera de contar la historia, lo cual pretendíamos que fuera lo más realista y psicológicamente verosímil posible.” Eso es exactamente lo que consiguen los autores con la historia –superficialmente sencilla- de una joven con ciertos desórdenes mentales que trabaja en un centro de belleza y vive con su hermana. El novio de ésta es motivo de conflicto entre las hermanas (no por celos sino por repulsión justamente, y por una cierta invasión que Carol percibe de parte de él), y es un detalle de lo más interesante la irritante naturalidad con que su hermana, Helen, responde a la “anormalidad” de Carol. Ésta está muy a disgusto con el hombre en la casa y, de hecho, él es como la síntesis de todos los hombres con los que tanto les cuesta relacionarse. En efecto, hay un buen joven enamorado de ella pero por el que Carol no puede evitar tanto la atracción como el asco. Así de complejo se presenta el mundo interior de la protagonista y, es justamente por la verosimilitud y el tipo de identificación que los autores consiguen, que el espectador no puede despegarse un momento de ella. Catherine Deneuve –que tenía entonces 22 años- es Carol y es la actriz con la que Polanski se obsesionó desde el principio para el papel aunque sus productores ingleses la consideraban una sofisticación innecesaria.
Brach y Polanski buscaron inspiración en situaciones que les resultaran familiares. Para Polanski, cualquiera ha tenido alguna vez un inexplicable terror a algún tipo de presencia siniestra en su casa; y una madera crujiente, un cuadro que se cae o cualquier otra cosa puede hasta servir de justificación racional para ello. Esta presencia horrorífica e irracional es fundamental en el film; una presencia que está encerrada dentro de la protagonista y que ella misma exterioriza en una relación extraña con su propio deseo. Incluso llega a ser abusada y acosada por hombres imaginarios pero, tan imaginarios son, que la dejan desnuda y despeinada en el piso.
El personaje de Carol Ledoux está inspirado en una joven que conocieron los autores en un viaje a Francia. Era una chica que sorprendía por su belleza pero también por su aire misterioso. Cuando uno de sus amigos finalmente consigue ir a vivir con ella, Polanski y Brach comienzan a darle forma a un personaje particularmente extraño a partir de las anécdotas de su amigo: una joven que se siente atraída hacia el sexo pero al que repele al mismo tiempo. Este debate entre deseo y repulsión es el motor interno del film, especialmente en lo que podría considerarse un segundo acto, en el que –a raíz del viaje de su hermana y el novio a Italia- ella se queda sola en el departamento.
“Mi propósito era mostrar las alucinaciones de Carol a través del ojo de la cámara realizando su impacto por medio de lentes granangulares o bien de la ampliación progresiva del campo. Sin embargo, eso solo no bastaba para lo que yo pretendía. Quería alterar, además, las dimensiones efectivas del departamento: ensanchar las habitaciones y los pasillos, y retirar las paredes para que los espectadores pudieran experimentar todo el efecto de la deformada visión de Carol.” Para eso, Polanski y su equipo diseñaron las paredes del decorado –del que Polanski había hecho ya una enorme maqueta en su casa, seguro de que el departamento y la relación que la heroína estableciera con él serían los ingredientes más importantes del film- de forma que pudieran moverse dando una sensación de “estiramiento” o deformación que acompaña la involución (o evolución en una extraña dirección) psicológica del personaje, consiguiendo una atmósfera pesadillesca que también el espectador padece.
En Repulsión, el sonido también es un elemento particularmente clave. Las alucinaciones de Carol agudizan sus sentidos y, es justamente a través del cuidado uso del sonido, que el espectador puede ir penetrando en el interior del personaje, a la vez que las grietas reales (como las de la calle, que Carol se queda mirando perdidamente) o las imaginarias (de su departamento) que simbolizan el “resquebrajamiento” de su personalidad, van haciendo el resto. Otro impactante uso el sonido está en las “apariciones” de los hombres que abusan de ella, y también –en un registro evidentemente más realista- los ruidos de su hermana teniendo sexo con su novio en un cuarto contiguo. Es tal el equilibrio que Polanski consigue entre los momentos de sosiego y los de gran tensión que genera un contraste que asusta, angustia y desespera al espectador con tomas larguísimas que de pronto se ven interrumpidas obscenamente por un sonido extraño, por una rajadura en la pared o por el sonido del teléfono que, curiosamente, produce en algunos momentos cierta distensión.
El gusto de Polanski por las estructuras cíclicas se hace aquí evidente de un modo diferente al de otras películas. El personaje evoluciona desde un cierto “equilibrio” –frágil, por cierto- hacia una desenfrenada descomposición que la vuelve una asesina además de una maníaca sexual (en el sentido más literal de “manía”). Sin embargo, el director tiene la picardía de encerrar su historia en un círculo. Desde los créditos iniciales, lo primero que vemos es el ojo de Carol en un plano muy cercano y es hacia él -pero ahora en una fotografía de ella misma siendo niña- a donde nos conduce la narración. Como si siempre hubiésemos estado allí y nadie se hubiera dado cuenta, como si el director hubiera jugado con nosotros pero Carol se hubiera burlado de él también.
El encierro real y la sensación de encierro son protagonistas también. Es cuando Carol se queda sola en su casa que todo se desmorona a su alrededor mientras dos elementos se convierten en símbolo de esta fragmentación de su comportamiento: por un lado, el departamento, tal como se ha mencionado, que se va deteriorando a la vez que el personaje de Deneuve se va hundiendo cada vez en una profundidad inaccesible; por otro lado, es el conejo que su hermana Helen iba a preparar el que también da cuenta del paso del tiempo y la putrefacción (conejo cuya cabeza Carol guarda en su cartera por algún motivo, en principio, inexplicable).
La película en su totalidad es bastante inclasificable (terror, terror psicológico, drama psicológico); sin embargo, es claro que podría tratarse de una abstracción impecable de la locura, de la angustia y la desesperación.


* Las palabras de Polanski fueron extraídas de su autobiografía Roman por Polanski, editada en español por Grijalbo en Barcelona, 1985.


Por Natalia Taccetta (natalia@solocortos.com)
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