Algunas características sobre el estado actual del cine argentino
Existen 2 significaciones que llaman la atención al buscar la palabra “nuevo” en el diccionario y comenzar esta monografía. “Recién hecho o fabricado” y “Repetido o reiterado para renovarlo”. (1) Estos conceptos son totalmente distintos y, sin embargo, se aplican igualmente para abordar el “Nuevo Cine Argentino”.
No existe lo nuevo dentro del cine argentino actual, sino una manera diferente y distinta de mirar, escribir (porque cuando hablamos de cine nacional hablamos de cine de autor, aquel realizador que dirige sus propios guiones) y representar las mismas temáticas con una sensibilidad artística distinta. Lo hacen con sus filmes unos jóvenes realizadores como Martín Rejtman, Adrián Caetano, Lucrecia Martel, Ezequiel Acuña, Lisandro Alonso, Pablo Trapero, Santiago Loza, entre otros. Todos ellos están bajo la huella de una producción de cine argentino que viene desde hace décadas, sólo que ahora las circunstancias han cambiado y las historias se devuelven en universos diferentes.
Una vez leí a Serge Daney afirmar que “todo film es un palimpsesto” (2) (Tablilla antigua en que se podía borrar lo escrito para volver a escribir) y se relaciona directamente con el modo de llamar “nuevo” a la producción de cine argentino actual.
La diferencia entre el ayer y el hoy
En esta época, en este lapso intermedio de historia, existen convenciones, teorías, y críticas que etiquetan conclusiones y podemos descubrir elementos que son característicos en lo que podríamos llamar el “Nuevo Cine Argentino”, como tratamientos técnicos en la forma narrativa y constructiva del film, y las temáticas universales de las historias.
El largo tiempo de exposición
He notado una forma de manipular el tiempo de montaje o la duración de las tomas y los planos de una manera particular entre varios realizadores actuales. Por ejemplo, tanto Lisandro Alonso en el filme Los Muertos o Ezequiel Acuña en Nadar solo, o Santiago Loza en Extraño y Martín Rejtman en Rapado, utilizan el tiempo prolongado de las tomas junto a planos estáticos para componer un tempo y ritmo en sus filmes de manera que suscitan diversas interpretaciones.
Alonso en una entrevista (3) declara que utiliza esos planos largos en sus películas para generar en el espectador las más diversas dudas y para que contemplen en detalle la puesta en escena. Caso aparte el de Rejtman que afirma que a esta técnica la emplea para no llegar al diálogo, cosa que nunca le gustó en las películas argentinas. (4)
Pero podríamos ahondar más sobre este recurso en particular, y sacar algunas conclusiones sobre su utilización y el resultado que opera en el espectador. Aquel que este a la merced de esta técnica le puede pasar dos cosas:
1. Puede tener la consecuencia de perder la atención en la acción de este ritmo del tiempo.
2. Puede entregarse de lleno la historia.
Normalmente, los espectadores de hoy están más abiertos a posibilidades de ver cine argentino, pero no están familiarizados con esta técnica y sienten incertidumbre por la acción y, si este tempo es largo, se pierde la atención. En algunas secuencias de la selva en Los Muertos esto puede prolongarse en una gran espera hasta el final, que frustra el desenlace. En otros casos, se sienten motivados por la particularidad del ritmo, y el director cumple con su tarea de evocar los más diversos sentimientos personales.
Esta forma de manipular el tiempo lleva consigo otro factor: el “silencio”. No está utilizado para no decir nada sino, por el contrario, se lo utiliza para sugerir un clima emocional que parece flotar en el aire todo el tiempo (por ejemplo: Las escenas de Martín frente al mar en Nadar solo) y se convierte en otro recurso característico de la actual producción cinematográfica nacional.
Temáticas universales dentro de historias cotidianas
La construcción de un mundo de ficción sobre un entorno cotidiano ha sido una de las ocurrencias recurrentes de realizadores como Pablo Trapero, Ezequiel Acuña y Martín Rejtman. Encierran a sus personajes en realidades de cuidad, suburbios, calles marginales que vendrían a ser el universo diegético de personas comunes. El hecho de llevar esta puesta al máximo de la fidelidad ha llevado a los realizadores a utilizar a “gente improvisada” que hacen de sí mismos (como Mundo Grúa de Pablo Trapero).
Historias breves. En 1995, un conjunto de cortometrajes agrupados bajo el nombre de “Historias breves” marcó un antes y un después en la historia cinematográfica. La nueva camada de directores reunidos se tomó mayor libertad para experimentar y tomar riesgos, creando un movimiento que –y en algunos casos sin la conformidad de varios que son considerados parte integrante- se ha tendido a llamar como Nuevo cine argentino. Aunque en su mayoría estas cintas son historias sencillas (lo que ocurre en el barrio, en un taxi, en una calle, en una casa), su puesta en escena refleja mayor complejidad. Por lo que nombres como Adrián Caetano, Pablo Trapero y Lucrecia Martel se transformaron en los más destacados representantes de este movimiento. Desde 1995, Historias breves ha servido para continuar agrupando cortometrajes de nuevos realizadores en Argentina. (5)
Temáticas universales. Siguen instalados aquellos temas simples, pero descubiertos desde puntos de vista más profundos, como el amor (Géminis de Albertina Carri); la soledad (Mundo Grúa); el sexo y la religión (La niña santa de Lucrecia Martel); el costumbrismo (Los Muertos); la familia (Familia Rodante de Pablo Trapero). La ausencia absoluta de diálogo o una banda de sonido que alberga pocas palabras, los planos largos y los encuadres detallistas, se hacen presentes como la actual manera de personalizar la escritura cinematográfica.
Producción Independiente
A partir de los ’90, una nueva forma de producción se realizaba “independiente”, en la marginalidad de su estética pero no en su inserción al circuito de los festivales nacionales e internacionales. Rapado inició un modo de producción seguido de Pizza, birra, faso y que sirven como datos para indicar que la mayoría de estos realizadores vienen de escuelas de cine y, gracias a proyectos como los que hace el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) para cortometrajes, se dieron a conocer.
Este cine, tuvo un aliado esencial en su difusión y crecimiento. Organizado por el Gobierno de la Ciudad, el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) que surge como una necesidad impostergable en abril de 1999 e, inmediatamente, se instala como una cita obligada del calendario local. A él le deben su plataforma de lanzamiento los herederos del costumbrismo de Pizza, birra, faso, la más difundida y exitosa internacionalmente. Los festivales nacionales e internaciones han permitido a estos realizadores presentar sus obras por todo el mundo y financiar otras con la coproducción y/o con premios en película 35 mm o dinero.
La nueva critica (también acompañó)
En los ’90, nace también en Argentina otro tipo de crítica. Inspirados en los Cahiers du cinéma, aquellos jóvenes franceses que iniciaron un nuevo movimiento de la crítica en Francia en los ‘60, hacen su aparición en la Argentina, las revistas El Amante y Film. Quieren ser contestatarios y adscribir a otro tipo de cine, comienzan a apoyar a las nuevas realizaciones. “La nueva generación de críticos -a la que se acusa injustamente de defender en bloque el denominado cine independiente argentino- ha dado múltiples muestras de su apertura, su ductilidad, su falta de dogmatismos, si bien es claro que prefiere expresiones renovadoras por más imperfectas que sean frente a obras que, aunque impecables en lo formal, puedan resultar conservadoras, superficiales o atadas a fórmulas ya probadas, tiene una función más política: la de difundir y propiciar el acceso de todo el cine no hollywoodense a las salas comerciales”. (6)
Si bien se ha difamado de snob, de realzar las obras de los jóvenes realizadores argentinos para después olvidarlos, de alabar cualquier fenómeno cinematográfico nuevo, la critica argentina funciona como un medio indispensable para el estudio de los sobre los elementos tanto de análisis, como socio-históricos de las huellas que deja cada producción cinematografía argentina en “nuevo” este movimiento.
El Nuevo Cine Argentino, se sabe, es un concepto bastante difuso. Se trata de un grupo cineastas más o menos personales en contra de un cine nacional estancado en unos pocos nombres detrás de cámara y unas pocas caras delante de ella. Y, claro, los rasgos distintivos (poco comunes en nuestro cine) de la modernidad. Ante todo, surge la determinación y la libertad para innovar. Muchos de los jóvenes directores argentinos no se sienten pertenecientes a ninguna tendencia o movimiento porque no se siente encasillados en determinadas temáticas o estilos. Más bien se encuentran en la búsqueda de su propia comunicación, proyectando sus sueños y reclamos a la vez que desnudando los interrogantes que le perturban y tirando por la borda las cargas del pasado no sienten propias: “Yo creo que hay un nuevo cine argentino porque había un cine argentino viejo. Existe en oposición a lo que era el cine argentino antes y a mucho cine argentino que todavía se sigue haciendo. Pero que haya un nuevo cine argentino para mi no significa que todas películas tengan una estética similar, aunque sí tienen en común varias cosas que estaban olvidadas en el cine argentino: una preocupación por la técnica que estaba olvidada -hay una nueva generación de técnicos, además de una nueva generación de directores-, (…) Es un cine que aparentemente es más naturalista y solamente rescata el habla de la calle, pero en realidad si uno se pone a analizarlo, hay una construcción del lenguaje…” (7)
A modo de conclusión, se puede percibir la raíz del asunto, intentar definir como nuevo al cine argentino actual es como definir un movimiento incierto. Si bien podemos destacar los elementos, como el tratamiento del tiempo, las puestas de escena, las historias intimistas como únicos trazos que unen la relación de las obras cinematográficas de estos jóvenes realizadores.
Notas:
(1) Diccionario De La Real Academia Española (definición “Nuevo”)
(2) Daney Serge: “Cine, arte del presente”. Santiago Arcos Editor. Pagina 24
(3) Entrevista por Hugo F. Sánchez y Jorge Bernárdez artículo www.lapochoclera.com.ar
(4) Entrevista a Rejtman en la revista “El Amante” “Martín Rejtman & Lucrecia Martel. Esplendor argentino”
(5) Diego Batlle crítico de “La Nación” artículo www.lapochoclera.com.ar
(6) www.mabuse.cl/1448/article-69762.html
(7) Entrevista realizada a Juan Villegas, por Diego Papic: http://www.cinenacional.com/notas/index.php?nota=291
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