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:: ¡La bestia debe morir!

Apuntes sobre Si muero antes de despertar de Carlos Hugo CHRISTENSEN, sobre el relato homónimo de Cornell WOOLRICH.

Uno. Había una vez…un extraño juego de vida.
Y de muerte.

“La marea está enturbiada por la sangre; en todas partes
La ceremonia de inocencia está ahogada
Los mejores de convicción carecen, mientras los peores
Llenos están de intensidad apasionada.”
(1)

- No sabes como puede ser un asesino. Cualquiera puede serlo.(2)

Ciertamente.
En 1885 el diccionario alemán acuñaba una nueva palabra: LUSTMORD. Palabra que hacía referencia (y cierta justicia) a los crímenes por lubricidad o placer.

Sin embargo, recién en febrero de 1911 esta palabra, dentro del inigualable marco del folletín, adquiriría una sobrada fama, calmando y colmando las expectativas de un público que jubiloso se entregaba al “espectáculo” que comenzaba. Fantomas, personaje de galera, chitón y bastón, de impecable smoking e impecable ansia de cometer crímenes de todo tipo, en especial, asesinatos, sin mayor motivo que el lucro o el deseo, conoció en 1911, gracias al editor Arthème Fayard, los favores de la fama. Así, de la mano de sus autores, Pierre Souvestre y Marcel Allain, Fantomas –la mente criminal más grande de todas (porque si bien el folletín y la literatura ya conocían a Rocambole, Richelieu, Milady, Fu Manchú o Moriarty, todos tenían una construcción mucho más compleja, mientras Fantomas mataba por el placer mismo de matar, y todas y cada una de sus fechorías eran una confirmación de la maldad y el desprecio por la sociedad de esta cruel criatura) - comenzaba a hacer de las suyas. Y lo haría durante treinta y un novelas y varios años después. Tal vez este fue un principio, tal vez, porque la prensa con el caso de Jack el Destripador había sentado precedente, y si bien Fantomas solo mataba entre las páginas arrugadas y la tinta del folletín, el morbo de sus lectores le insuflaba el suficiente reconocimiento. Y si el folletín, lectura popular y populista, alimentaba la avidez de las masas, ya en inicio del siglo XX, la antorcha de tamaña función fue recogida por ese joven arte: el cine. Pornografía y crimen. Esos fueron sus primeros temas. Tal vez por la propia esencia que emanaba esa Europa que gestaba el huevo de la serpiente, que no era uno solo, y que no solo se enroscaba a los pies de una raza superior...Y todo, absolutamente todo, como bien marca John Ashbery en el prólogo de la reciente re-edición de Fantomas por Mondadori, tiene que ver con una atmósfera, un estado de ánimo, un lugar.

... y el medio idóneo para conseguirlo y expresarlo. (3)

Atmósfera. Estados de ánimo. Y la ciudad como medio y marco idóneo. Elementos fundamentales –y fatales– de cualquier obra policial y en especial –la ciudad– del film noir o la novela policial negra norteamericana. Y si bien, algunos años antes ya habían aparecido Sherlock HOLMES y el chevalier Dupin, entre otros famosos detectives, es sin duda la sombra del mal del Fantomas de Allain/Souvestre el que ha inspirado más terror, y eso por un elemento fundamental: Fantomas era/es una sombra del hombre de arrabal, un precursor del gangster organizado, un ápice que prefigura al serial killer más despiadado, y esto no tiene que ver con los serial killer que ha dado la historia, ya que los arcones policiales rebozan de sujetos que se escapan holgadamente a los márgenes socialmente establecidos para realizar sus terribles hazañas: Peter Kurten -el vampiro de Dusseldorf- , el anónimo y desconocido Jack The Ripper, Gilles de Rais o nuestro compatriota, Cayetano Santos Godino alias el Petiso Orejudo. Nombres en una lista interminable, escrita con sangre y bordada de horror. LUSTMORD…

La Naturaleza. Mal. El deseo divino de los voyeurs (¿NOSOTROS los espectadores?): “... El espectador del drama es un individuo sediento de experiencia; se siente como ese «Mísero, al que nada importante puede ocurrirle». Hace ya mucho tiempo que se encuentra obligado a moderar, mejor dicho, a dirigir en otro sentido su ambición de ocupar una plaza central en la corriente del suceder universal; anhela sentir, actuar, modelar el mundo a la luz de sus deseos; en suma, ser un protagonista... De ahí que su goce dependa de una ilusión, pues presupone la atenuación de su sufrimiento merced a la certeza de que, en primer término, es otro, y no él, quien actúa y sufre en la escena y en segundo lugar tratase sólo de una ficción que nunca podría llegar a amenazar su seguridad personal...Todas las formas y variedades del sufrimiento pueden constituir, pues, temas del drama, que con ellas promete crear placer para el espectador.” (4)

Dicha fascinación con el mal, es un doble juego ya que, primeramente “...el neurótico – personaje psicopático – es, para nosotros, por cierto, un ser humano de cuyo conflicto no podemos obtener la menor comprensión (empatía), cuando nos lo exhibe en la forma de un producto final...” (5) , y segundo, pero por sobre todo: “Inmensidad criminal / vaso cascado de la inmensidad / ruina ilimitada // la locura alada mi locura / desgarra la inmensidad / y la inmensidad me desgarra // estoy solo / hombres ciegos leerán estas líneas / en interminables túneles // el sol es negro / la belleza de los seres es el fondo de las cuevas un grito / de la noche absoluta // lo que ama en la luz/el estremecimiento que la hiela / es el deseo de la noche.” (6)

Ciertamente.

La figura de los psicópatas y psicóticos en el cine conforman una verdadera horda de personajes siniestros y perversos, tan enquistada en el universo cinematográfico que muchas veces, a pesar de su extrema maldad, no llaman la atención del público y son considerados elementos normales de cualquier película de suspenso, thriller, o terror.

William IRISH, pseudónimo del escritor Cornell WOOLRICH sabía algo de todo esto. Carlos Hugo CHRISTENSEN también.


“…Cada hora, cada minuto pueden contener todo el Infierno o todo el cielo. (7)
…pues ahora mi fin apresura su paso. Corro hacia la muerte mientras la muerte corre hacia mí.”
(8)

Dos. Niñas. Y dulces. Niños. Y tizas. Calesitas. Y niebla.

“¿De qué están hechas las niñas?
De azúcar y de miel… ¡Y de cosas bonitas!
Y de eso están hechas las niñas…”
(9)

“El crimen es algo propio de la especie humana, es incluso propio exclusivamente de esta especie, pero sobre todo, es su aspecto secreto su aspecto impenetrable y oculto. El crimen se esconde, y lo que de él se nos escapa es lo más horrible. En la noche que propone a nuestro miedo, debemos imaginar lo peor. Lo peor es siempre posible; e incluso, en el caso del crimen, lo peor es su sentido más profundo.” (10)

Y justamente, Si muero antes de despertar de Carlos Hugo CHRISTENSEN – sobre el cuento homónimo de Cornell WOOLRICH - trabaja en esta línea, donde lo peor siempre es inimaginable, incierto como las sombras que se escapan filosas por los bordes de los objetos – la pantalla - o la niebla que desfigura los contornos y hace que todo tenga un aura fantasmal. Sórdida.

¿De qué están hechos los niños?
De sierpes y caracoles… ¡Y colas de cachorrito!
De eso están hechos los niños…
(11)

Buenos Aires de día. Buenos Aires de noche. Densas nubes de niebla. Espacios imaginarios de teatros tétricos poblados por calesitas vacías de vida, donde monótonos subibaja de madera y hierro destilan una repetitiva música entre bruma serpenteante y paisajes de pesadilla, mientras una voz tranquila que nos da la bienvenida: “... en lo más hondo del corazón humano, está escrita esta gran verdad: solamente la pureza puede vencer a las fuerzas del mal [...] hoy vamos a contarles de otra manera la misma historia..."

Una historia – esta historia, como tantas otras reales - que no es otra cosa el reverso de un cuento de hadas - ¿no lo es siempre, de alguna u otra manera? – donde “…no hay trajes especiales para la bestia.” Claro que no. Caperucita Roja, el lobo Feroz, Barba Azul, la Bruja, el Hombre de la Bolsa, no son mas que, cuentos populares subvertidos, edulcorados o bestializados según la intención del narrador. Para unos y otros, los destinatarios son siempre los mismos. Y una pregunta pende el aire enviciado: ¿de qué están hechos los niños?

“Duerme y no llores, oh Jesús del alma, duerme y no llores, mi buen
Redentor…
Que esos ojos amables, dulce Niño, no miren más a tan oscuro horror.
…Cierra tus tiernos ojos y que el sueño sea remedio de todo dolor.
Duerme y no llores, oh Jesús del alma, duerme y no llores, mi buen
Redentor.”


Cornell WOOLRICH nació en 1903, en Nueva York, USA – y fallece el 25 de septiembre de 1968, luego de vivir varios años – desde la muerte de su madre en 1957- recluido en una habitación de hotel, acabando sus días enfermo y alcohólico, amputado de una pierna cangrenada, en una silla de ruedas y negándose a ver sus pocos amigos…
Sus relatos se caracterizan por una atmósfera crepuscular, que poco a poco se apodera de sus personajes, para acabar siendo ellos las presas de un mecanismo de irremediable fatalidad del que no logran huir más que en último aliento… Se le ha criticado – injustamente – cierto mal uso del azar del que usa en profusión en detrimento de cierta verosimilitud – ya de por cierto la palabra “cierto” sugiere algo bastante incierto, y nuevamente volemos sobrevolando las palabras de BATAILLE cuando apunta que el crimen es un elemento incierto, secreto -, pero este azar se vuelve un elemento constante en sus historias, acuciando su versión negativa de la vida – de la mala suerte. Así las cosas, el amor – siempre truncado-, sufre una sumisión irremediable a las fuerzas desatadas en un mundo real que bascula entre la pesadilla y lo sórdido del entorno y los seres que lo habitan.

El universo que retrata/relata IRISH/WOOLRICH se sostiene por la luz – llena de sombras - de esas horas crepusculares en la que la imaginación alarga sus sombras, liberando la angustia de la soledad y los miedos atávicos que moran en nuestras almas, un péndulo invisible que irremediable que nos empuja hacía las tinieblas. Y de ese fondo, de ese ápice enmarañado y oscuro se sujeta CHRISTENSEN para construir su relato, y sobradamente va a demostrar que lo hace con el tono y ritmo preciso y el instinto necesario.

Hablamos del autor de novela negra policial, hablamos del autor cinematográfico que se adueña de la prosa y la subvierte en imágenes, ordenando un cuadro de prioridades: establecer el marco – establecer el lugar – establecer los protagonistas y con ellos a las víctimas. De esta manera no se detiene en presentaciones meramente ilustrativas, si no que por el contrario, ataca desde el lugar del inconsciente para advertir al espectador de esa lucha eterna entre el bien y el mal, situándose en ese limbo neutral de ensoñación y pesadilla que es el sueño. Pero el sueño es un lugar seguro. La ciudad, la calle, el colegio – el marco “real” – no lo es.

Nuevamente BATAILLE: “El crimen es algo propio de la especie humana, es incluso propio exclusivamente de esta especie, pero sobre todo, es su aspecto secreto su aspecto impenetrable y oculto. El crimen se esconde, y lo que de él se nos escapa es lo más horrible.” Y en WOOLRICH esto se traduce en las presas que quedan sujetas en ese mecanismo de irremediable fatalidad del que…bueno, no nos adelantemos al final.

CHRISTENSEN por su parte, también nos señala este ocultamiento pero a través de una postración: la cámara y el encuadre que se tuercen en esa entrada al colegio donde el blanco reverbera por encima del espacio/lugar comúnmente llamado escuela. Y una campana. Y una frase – una cita – un epígrafe – un claro paratexto que no limita la percepción del espectador si no que la hace estallar siguiendo ese sentido de lo fatal – lo oculto, lo secreto que implica todo crimen - marcando y remarcando la figura – ausente pero presente – de la BESTIA, que habita en una casa al final de una calle nada misteriosa – volviendo sobre ARGENTO: “No sabes como puede ser un asesino. Cualquiera puede serlo. (12) -. El germen del crimen está plantado.

CHRISTENSEN juega con esa estructura enunciativa y archiconocida del cuento fantástico de niños, pero es solo para dejar al espectador en un lugar de tranquilidad frente a lo sórdido de su relato. Pero enseguida, para que nadie olvide lo incuestionablemente incierto del asunto nos advierte: “no hay nada que hacer, lo lleva en la sangre”, y si bien la frase de Florén DELBENE como el Inspector Santana y padre de LUCHO (Néstor ZAVARCE) tiene un sentido festivo frente a la actitud de su hijo, bien podemos suponer que así como aquel lleva en su sangre un llamado inevitable, en la bestia ocurre lo mismo. El bien y el mal enfrentados. Dos llamados de la sangre. No hay nada que hacer, más que esperar y ver…

Lo secreto. Aquello oculto, que subyace debajo de lo evidente, que construye una atmósfera – lugar y situación – crepuscular, que CHRISTENSEN explora lentamente. Pacientemente. Casi como la espera de la BESTIA para atacar. Sigiloso mal que se arrastra serenamente por los resquicios del orden social, trayendo una irremediable fatalidad. Muerte. Secretos. Fragilidad. ¿De qué están hechas las niñas? De azúcar y miel. Y cosas lindas. Tentadoras. Señuelos. Trampas. Como un dulce de 10 centavos. Y una promesa. De volver. De una casita amorosa en medio de un bosque. Un juego irreversible. Y la BESTIA acechando. Y el mundo de los adultos tan oscuro como infranqueable. La fábula comienza a desmoronarse. El cuento se hace astillas. Y la calesita gira – niños jugando a la ronda – y un secreto que se anuda en e pecho del protagonista, y un esquema – un mecanismo social y cultural que dicta una verdad – siempre a medias – sobre el buen hacer – sirviendo en plato de plata el menú de la BESTIA: “Un hombre sin palabra, no es un hombre”, “¿qué es un lunático mamá? ...es como un animal, hijo”. Preposiciones de un esquema, en que queda atrapado el protagonista – y en trono suyo las fuerzas desatadas mastican esa realidad con dientes afilados, escupiendo los restos en un basural olvidado entre basura, diarios y pesadilla.

También hay una historia de amor – y en este sentido cierto juego hasta erótico entre el protagonista y sus amigas escolares futuras víctimas, pivoteando entre la seducción y el juego infantil -, y evidentemente – y el motor de todo este drama – está en el compromiso que estas relaciones establecen. LUCHO se acerca a ALICIA por interés, pero pronto siente un compromiso y un deber (el lugar del hombre en la sociedad – el llamado de la sangre – lo irreversible) y la cara de la BESTIA (Homero CARPENA) que apenas se deja ver en las pesadillas detrás de una ventana, antes de la escalera, todo un espacio construido desde el surrealismo – que recuerda a los decorados basados en dibujos de Dalí para Cuéntame tu vida (Spellbound, 1945) de Alfred HITCHCOCK -, un lugar donde lo incierto sigue oculto. ¿Qué hay detrás de todo crimen? ¿Qué hay detrás de ese crimen? ¿De qué están hechas las niñas? ¿De qué están hechos los niños? Criatura encerrada en ese misterio frágil que te convierte en un ser a mí lejano…(13)

“Cuando mi imaginación, agitada por horrendos y espantosos
fantasmas, quede sumergida en congojas de muerte, Jesús misericordioso,
tened piedad de mí.”


No hay vuelta atrás. El CHRISTENSEN de pulso instintivo (14) se deshace de las hadas y la niebla para lanzarse de lleno al horror de lo indescriptible. Sabe – como lo sabe LUCHO y supone el espectador, aunque no quiera admitirlo – que este es un enfrentamiento a muerte. Ya nadie lo escucha, las paredes de la realidad lo asfixian y el miedo es tan palpable como el rastro de tiza dejada por JULIA (María Angélica TRONCOSO), y por si esto no fuera poco, nuevamente la oración que sirve como leit-motiv para alimentar el temor trágico del protagonista el morbo del espectador, porque, como ya hemos dicho, de esta dualidad es que se conforma el universo transitado por estas criaturas psicopáticas, lanzadas a la arena por WOOLRICH/CHRISTENSEN. Y ambos dos, saben con lo que juegan. Y no se toman molestias para ocultarlo. El mecanismo funciona, y el espectador empieza a sentir esa molestia de que todo esta mal y cada vez se pone peor. Nuevamente el instinto cinematográfico de un autor que sabe esgrimir con imágenes aquello que hace a la psicología de sus personajes: temor, inquietud, dudas, angustia, soledad, tinieblas anidadas en almas demasiado oscuras (nuevamente la presencia de WOOLRICH contaminando – para bien – el relato de CHRISTENSEN. La advertencia del principio se hace palpable: “…solamente la pureza puede vencer el mal. Solo un niño puede matar al monstruo.”

Pero la soledad es tan grande. Y angustiante. La adaptación precisa de CHSIRTENSEN/CASONA se hace latente en el seno de esa familia clase media baja, donde los rigores paternales se hacen patentes, y es necesario que el protagonista contradiga/desoiga a esa estructura para conllevar sus investigación asfixiante. Preguntarse que simboliza la familia en la sociedad argentina – en el cine argentino, también es contestarse al porque LUCHO debe contradecir la orden paterna y “seguir lo que indica su sangre”. Mario BERARDI en su trabajo La retórica del sentimiento apunta algo interesante en relación a esta cuestión: “Así, el niño de Si muero antes de despertar se convierte en héroe contrariando las razonables advertencias de la maestra, pero siguiendo el mandato familiar”. (15) Pero, si bien es cierto que el mandato es familiar, lo que el protagonista obedece íntimamente es un llamado de la sangre. La familia como estructura contenedora – globalizadora de un ideal construido sobre las fantasías colectivas – no tiene lugar en la trama del policial negro. Todo personaje debe alejarse de esta estructura para permitirse descender al infierno, y es evidente que no regresar de el no exento de marcas. Es en este punto donde CHRISTENSEN se juega por tranquilizar al público nuevamente, regresando al estado inicial de fábula/cuento fantástico de niños), y tranquilizando el alma de los posibles padres espectadores. El final es feliz, la niña ha sido salvada, LUCHO recupera su honor y al mismo tiempo le devuelve a su padre – cansado/hastiado, inseguro, bien de film noir – el lugar que le corresponde como inspector de primera – premio que si se toman la molestia de aclarar que es bien merecido por ambos: padre e hijo – la “fe” y el valor han triunfado sobre el mal, y si la BESTIA se mofaba del Dios de LUCHO escenas antes, preguntando irónicamente mientras este rezaba, dónde esta su Dios en ese momento, finalmente se ha hecho justicia, y la BESTIA ha muerto bajo la misma violencia que ha engendrado. Pero, CHRISTENSEN lo sabe, el crimen contiene algo oculto, secreto, inexplicable, y ese algo peor, por debajo del miedo, por encima del horror, es lo más profundo y terrible...

La BESTIA, el monstruo, habita entre nosotros, deambula entre los lugares comunes de nuestra sociedad, entre parques y escuelas, calles soleadas y calesitas musicales e inofensivas. En este sentido, CHRISTENSEN no puede reprimir la necesidad de plasmar a ese monstruo baja las normativas lombrosianas, tal y como ya había encarnizado Nathan PINZÓN en la versión local de M, el vampiro negro (1931) de LANG. Porque es necesario – aunque nos equivoquemos – que el mal, la BESTIA vista de tal y no brillante caballero. Volvemos sobre esa idea planteada en un comienzo, al referirnos a FANTOMAS, una bestia envuelta en papel de seda, galera y bastón.

Y si la bestia responde para CHRISTENSEN a los principios lombrosianos (ligados a una identificación de los criminales por malformaciones físicas o marcas visibles), el espacio cinematográfico construido apuntala la necesidad trágica y asfixiante que seduce tanto a WOOLRICH - considerado por algunos, y exageradamente, como el Poe moderno, pero creador de un suspense latente, introduciendo una nueva vertiente en la novela negra escrita hasta ese momento e inspirador inagotable para el cine, desde HITCHCOCK a Jacques TOURNEUR y François TRUFFAUT -. Necesidad dramática que CHRISTENSEN y su director de fotografía (Pablo TABERNERO) traducen en un mapa de claroscuros, donde mediando el film pasan a prevalecer tanto en los lugares cerrados como abiertos. Podríamos decir, que si al principio – la necesidad de niebla y bruma hacen vibrar el sueño, volviéndolo en pesadilla – mientras que la plaza y la escuela se convierten en lugares abiertos y luminosos, una vez que la locura se ha desatado y el protagonista no tiene alternativa – ha sido abducido por ese espiral trágico – toda esa realidad diáfana – ya contaminada, no olvidemos que la BESTIA aparece varias veces deambulando por esos espacios casi inmaculados – se hunde en una negrura que delata el estado emocional de LUCHO. Todo es negro, difuso, y las sombras parecen cobrar vida. Todo acecha y aquellos lugares diáfanos se trastocan en peligrosos.

Una vez más, CHRISTENSEN remite a los cuentos fantásticos para permitirle a su héroe deambular por un sendero de tierra buscando las pistas que lo lleven a la casa del mal, y por ende al final del camino. Y por si esta idea parece quedarse corta, pensemos en como la BESTIA recuerda al Flautista de HAMELIN – al verdadero y menos edulcorado - o al Lobo FEROZ, mientras los botones de LUCHO ayudan a la policía a seguir un rastro en la oscuridad más absoluta. Pensar en esa oscuridad – descenso al infierno – como la oscuridad del alma de la BESTIA, un camino espinoso y denso, sórdido. LUCHO entra en ese vientre deformado, y como todo héroe que se precie, no le hace asco al asunto y pospone su seguridad en pos de su objetivo máximo. Y el bien triunfa parece decirnos esta fábula con moraleja. Pero el mal, la BESTIA, acecha. Y acerca de eso no sabemos casi nada.

Fe y miedo, son lo que mantiene pegada a la humanidad. Ciertamente.

CHRISTENSEN/WOOLRCIH parecen afirmar aquello de decía SARBAN cuando afirmaba que: “Es el terror lo indescriptible”, (16) y “está lloviendo oscuridad, y es bastante oscura como para ahogarte…” (17) Ciertamente.

“El corazón humano es malo, y seguirá siéndolo el próximo milenio”. (18) Definitivamente Cornell WOOLRICH y Carlos Hugo CHRISTENSEN sabían algo sobre esto.

“Con fe cerrados los ojos.
Con fe las manos cruzadas.
Al llegar la noche oscura, a Dios entrego mi alma.
Si muero antes de despertar que el Señor venga a buscarla.”


¿Amén?


Ficha TÉCNICA
Si muero antes de despertar (1952)
Fecha de Estreno: 29 de abril de 1952 // Dirección: Carlos Hugo Christensen / Guión: Alejandro CASONA sobre el cuento "If I Die Before Awakening", de William Irish // Fotografía: Pablo Tabernero / Cámara: Carmelo Lobótrico / Música: Julián Bautista / Montaje: José Gallego / Maquillaje: Blanca Benítez y Blanca Olavego / Asistente de Dirección: José Arturo Pimentel / Dirección de producción: Julio Ferrando / Escenografía: Gori Muñoz. // Intérpretes: Néstor Zavarce ...Lucho Santana / Blanca del Prado ...Madre de Lucho / Florén Delbene ...Inspector Santana / Homero Cárpena ...Corruptor / María Angélica Troncoso ...Julia Losada / Martha Quintela ...Alicia Miranda / Enrique de Pedro ...Director / Virginia Romay ...Maestra 1 / Marisa Núñez ...Maestra 2

Los autores…
Cornell WOOLRICH
Seudónimo: George HOPLEY / William IRISH
1903- 1968
Bibliografía destacada novelas: Ángel negro; Coartada negra; El plazo expira al amanecer; La mujer fantasma; La novia iba de negro; Rendezvous en negro.

Adaptaciones de sus obras en Argentina: No abras nunca esa puerta (1952) y Si muero antes de despertar (1952) de Carlos Hugo CHRISTENSEN con guión de Alejandro CASONA; El pendiente (1951), film de León Klimovsky con guión de Ulyses Petit de Murat y Samuel Eichelbaum según el cuento "The earring", de William Irish.

Carlos Hugo CHRISTENSEN

Nació el 15 de diciembre de 1914 en Santiago del Estero, Argentina. Falleció el 30 de noviembre de 1999 en Río de Janeiro, Brasil.

Filmografía: La casa de azúcar (inconclusa - 1996) / ¿Somos? (1982) / Runnin' After Love (1980) / A Intrusa (1979) / A Morte transparente (1978) / Enigma para Demônios (1975) / A Mulher do Desejo (1975) / Caingangue (1973) / Uma Pantera em Minha Cama (1971) / Anjos e Demônios (1970) / Como Matar um Play-Boy (1968) / Menino e o Vento, O (1967) / Bossa Nova (1964) / Crônica da Cidade Amada (1964) / Curse of the Stone Hand (1964) (sequence "Suicide Club") / Viagem aos Seios de Duília (1964) / Rei Pelé, O (1962) / Esse Rio Que Eu Amo (1960) / Mis amores en Río (1959) / Amor Para Três (1958) / Matemática Zero, Amor Dez (1958) / Leonora dos sete mares (1955) / Mãos Sangrentas (1955) / María Magdalena (1954) / Armiño negro (1953) / Un ángel sin pudor (1953) / No abras nunca esa puerta (1952) / Si muero antes de despertar (1952) / La balandra Isabel llegó esta tarde (1950) / La trampa (1949) / ¿Por qué mintió la cigüeña? (1949) / La muerte camina en la lluvia (1948) / Una atrevida aventurita (1948) / Los pulpos (1948) / Los verdes paraísos (1947) / Con el diablo en el cuerpo (1947) / El ángel desnudo (1946) / Adán y la serpiente (1946) / Las seis suegras de Barba Azul (1945) / La señora de Pérez se divorcia (1945) / El canto del cisne (1945) / La pequeña señora de Pérez (1944) / Safo, historia de una pasión (1943) / 16 años (1943) / La novia de primavera (1942) / Los chicos crecen (1942) / Noche de bodas (1942) / Locos de verano (1942) / Águila Blanca (1941) / El inglés de los güesos (1940) / El buque embotellado (inédita - 1939)

Notas:

(1) El segundo advenimiento. W. B. Yeats.
(2) Trauma. Darío Argento (1993). Cita dialogo entre David (Christopher Rydell) a Aura (Asia Argento)
(3) Lacrimae Mundi. Christian BUSQUIER. Artículo. Asesinos seriales. Cine. Seminario: Asesinos seriales: ¿Fenómeno de la postmodernidad o superación del sujeto racional? Coordinador General: Lic. Luis A. Disanto. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología. Buenos Aires; 2004.
(4) Personajes psicopáticos en el teatro. Sigmund FREUD.
(5) Personajes psicopáticos en el teatro. Sigmund FREUD.
(6) Lo Arcangélico? Georges BATAILLE. Museo Negro. María NEGRONI. Grupo Editorial NORMA S.A. Buenos Aires, Argentina; 1999.
(7) Pauline HAVARD. Epígrafe Capítulo 1 Deadline at Dawn (El plazo expira al amanecer); William IRISH (Cornell WOOLRICH). Libros CENTENARIO. Ediciones PEUSER. Buenos Aires, Argentina; 1962.
(8) John DONNE. Epígrafe apertura Rendezvous in Black (Cita en la Oscuridad); Cornell WOOLRICH. Colección El Séptimo Círculo. EMECE Distribuidora. Buenos Aires, Argentina; 1974.
(9) Batman: Dark Victory. Jeph LOEB & Tim SALE. DC Comics/NORMA Editorial, S.A. Barcelona, España; 2003.
(10) El monstruo sagrado. Georges BATAILLE.
(11) Batman: Dark Victory. Jeph LOEB & Tim SALE. DC Comics/NORMA Editorial, S.A. Barcelona, España; 2003.
(12) Trauma. Darío Argento (1993). Cita dialogo entre David (Christopher Rydell) a Aura (Asia Argento)
(13) La misteriosa llama de la reina Loana. Humberto ECO. Editorial LUMEN S.A. Barcelona; 2005.
(14) CHRISTENSEN trabajó otras de sus películas con claras influencias – en mayor o menor medida – del los elementos distintivos del film noir o la novela negra policial norteamericana como ser La Trampa (1949), Los Pulpos (1948), Leonora de los siete mares (1956) - en la línea de Rebecca de A. HITCHCOCK. - , Ángeles y demonios (1970), La muerte transparente (1979), donde la ciudad y los conflictos de sus personajes se retuercen en sórdidas relaciones de poder-ambición-traición, generalmente ligados a finales trágicos.
(15) La retórica del sentimiento: argumentos y argumentaciones. Una investigación sobre cine y sociedad. Mario Alberto Berardi. Universidad de Morón. Publicado en la revista Damero Nº 2, Facultad de Informática, Ciencias de la Comunicación y Técnicas Especiales / Universidad de Morón. Año 2000
(16) El cuerno de caza. Sarban.
(17) Tan lejos, Tan cerca. Wim WENDERS.
(18) John CARPENTER.


Por Christian Busquier (editorial@solocortos.com)
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