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:: Yo simplemente te ví.

Una película de amor (Krótki film o milosci, Krysztof Kieslowski, 1988)

Kieslowski. Una ventana y a partir de allí un amor. Esa es la frase que invita al análisis de este película.
Kieslowski y el Decálogo.
Una película de amor Es la versión ampliada para cine del sexto capítulo del célebre Decálogo, una obra sobre los diez mandamientos que Kieslowski realizó originalmente para la televisión.
Es la historia de Tomek, un muchacho de 19 años que espía a su vecina de enfrente, Magda, y que termina perdidamente enamorado de ella.
El Decálogo es una película en diez capítulos de poco menos de una hora cada uno, sobre los grandes sentimientos de los hombres como la pasión, la ambición, la codicia, los celos, en un barrio de Varsovia que es el mismo en todas las historias, donde la gente sufre en silencio y con aparente frialdad.
Los diez mandamientos de Krzystof Kieslowski son caminos hechos con la piel de los personajes y la temporalizad de su interior. En cada una de estas películas rodadas para la televisión, el director polaco se pregunta por los silencios del hombre, sus angustias en la civilización de hoy, las dificultades de las relaciones, la alienación y la desolación ciudadana.

Una ventana.
Como un fan extremo de un programa de tv, Tomek metódicamente observa desde la ventana de su dormitorio a su vecina de enfrente. Despertador en hora y catalejo a punto para ver de qué va hoy Magda. No se encuentra con cosas muy distintas cada día, salvo el hombre de turno con quien su amor se cruce esa noche.
La mirada del joven polaco es homologable a la de todo un sistema de valores que observa con vergüenza y deseo al mismo tiempo, la libertad de una mujer sola que construye su propia existencia.
¿Pero qué es lo que impulsa a Tomek a seguir su plan? Los gestos, la manera de deshacer la cama, la simpleza con que deja de analizar los cuadros que pinta para revolcarse sobre ellos. Y sí, por supuesto, el anonimato.
Como capítulos de una serie muda, transcurren los días de Magda bajo la mirada de Tomek. Hasta que éste decide ir por más y escucharle la voz. Verla a través de otro vidrio. El de su puesto de trabajo en el correo, cualquier excusa puede llevarla allá. ¿Será distinto? Sí, y es mucho mejor. El avance de la historia es en función del coraje de Tomek para acercarse más y más a Magda. Y así es que debe decirle la verdad. Él la ama.
Así es que ella se ríe de la declaración de amor, y del concepto de amor que él le expone. ¿Además de amarme, qué hacés?, lo increpa tratando de saber sobre la vida de Tomek. Acto seguido, intenta mostrarle qué es el amor para ella y empieza a acariciarlo. Antes de terminar la introducción de su juego, Tomek eyacula y ella satisfecha le dice ¿viste? Eso es el amor.
Así las cosas, Tomek resolverá la situación a su manera. Pero mientras tanto, ocupémonos de la ventana.
Tomek empieza a espiar a Magda porque es U.C.B.Y.G. (un culo bonito y generoso). Pero la ventana empieza a ofrecerle otras cosas.
Por un lado, una salida cómoda. Ese afuera que observa por la ventana es mucho más fácil que aquel al que hay que ponerle el cuerpo. Sin exponerse, por lo tanto, sin tener que dar explicaciones y sin tener que dilucidar qué cosas no le gustan de ese afuera, ni siquiera cómo cambiarlas o aprender a vivir con ellas. Pero el hombre, por eso es hombre y fue a buscar más. Y los límites entre ese afuera fácil y el verdadero, se esfuman y no existe manera de volver a dibujarlos. Así es que le confiesa toda la verdad a esta vecina que lo entretiene día a día.
Tomek ya para iniciar la historia con Magda, ya para cerrarla no se pregunta ni analiza cuáles son las ventajas de espiar la vida de otro y comprometerse con ella antes que vivir la propia.
Por otro lado, ese agujero que le permite conectarse con otra realidad, así planteado, no está muy lejos de la pantalla del televisor de escasas pulgadas que la dueña de la casa donde él vive, tiene encendido para ver atentamente la elección de Miss Polonia. Dispuesto a vivir la vida ajena, Tomek opta por la ventana más jugosa. Esa que más adelante decidirá ampliar y hacerse cargo de su amor.

Y a partir de allí un amor.
¿El amor para Magda es nada más que eso? Tomek sale corriendo del lugar para llegar a su confortable habitación. Sólo tiene atravesar una plaza y meterse rápidamente en el departamento. ¿Ese es el costo de exponerse en el verdadero afuera? ¿Quién preferiría pagarlo?
Confundido, ni se iba a imaginar que Magda lo observaba atentamente. Pero al llegar al cuarto, el telescopio queda tapado por un rato largo. Magda pierde todo tipo de imagen de Tomek. Y se desespera. Exactamente al revés que hasta ese momento quien controla por la ventana y se mete en lugares ajenos es ella. De él no hay rastros. Salvo que la capacidad de Tomek para soportar opiniones diferentes, no es la más desarrollada. Baño, palangana con agua y gillette. Así se corta las venas. Magda no lo sabrá hasta que en su búsqueda repentina del perdón un compañero de trabajo de Tomek se despache con la noticia.
¿Y ahora? ¿Quién tenía razón? ¿Tiene sentido que sólo alguno de los dos la tenga?
Magda atenta al regreso del hospital de Tomek, llega al departamento. Él está dormido y la dueña de casa no quiere ni que lo toque. El telescopio aún está montado. Sin decir nada, Magda mira por el lente y la ventana decía todo. Se ve a ella misma. Ve sus actos cotidianos. Ve su soledad por la misma ventana que Tomek se enamoró de ella. Y se tuvo lástima.
Magda llegó tarde demostrarle a Tomek que tenía razón. Tomek llegó tarde a explicarle a Magda que estaba equivocada. Ventana de por medio y tanta tardanza. Aquella historia que empieza colocando a Tomek en un lugar vouyerista, complejo y comprometedor, termina absolutamente invertida. ¿Es eso lo que convierte a esta historia en una película de amor?

Como cierre, un último concepto para abordar este film. El momento histórico, político y cultural en el que se filma y estrena: decadencia de la dictadura comunista del general Jaruzelski, que intentó reformas para evitar la caída; momento de gloria del hoy mortecino Sindicato Católico Solidaridad (bastión del anticomunismo europeo con el premio Nobel Lech Walesa a la cabeza) y por último evidentes signos anticipatorios de la caída del Muro de Berlín y el derrumbe definitivo del bloque soviético.
Pensar una mirada política de este film es ambicioso por un lado, pero tentador por otro. Esa mirada avizorada y reprimida de Tomek bien puede ser la del sistema a punto de caer, y la figura de Magda el hostigado aire opositor que sólo al entrar en crisis paga el costo del logro.
Así Kieslowski. Así su película de amor.



Por Lara Decuzzi (lara@solocortos.com)
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