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:: Roma, nazismo y quién quiera oír que oiga

“Roma, ciudad abierta” (1946) permite hablar esta vez de algo más que el neorrealismo


Roma, ciudad abierta de Roberto Rossellini es la primera obra maestra de la postguerra, convirtiéndose en un hito cinematográfico que marcó la llegada del neorrealismo italiano.
En 1944 Roma había sido liberada por los Aliados. Rosellini es un joven con una idea fija en la cabeza: mostrar cómo la pasaron los romanos durante la ocupación alemana en un largometraje.
Los nazis habían salido de la ciudad sólo dos meses antes de que el director comenzara el rodaje, por lo tanto los decorados naturales fueron los restos de una Roma devastada. La mayoría de los estudios habían sido destruidos por las bombas alemanas. Así y todo, sacó su película a las calles y contrató a actores novatos para papeles protagonistas y rodó sin sonido, una táctica que permitió a los cámaras una gran movilidad y que sería imitada por gran parte del cine italiano de la época.
La película describe la situación de Roma en los últimos años de la ocupación alemana. Escrita por el propio Rosellini, además del joven Fellini y Sergio Amadei sobre un argumento de este último, aunque varios de los sucesos (la resistencia de los niños romanos o el fusilamiento del cura) están basados en sucesos reales, y el ambiente de las calles está recogido sin planificación (en general).
Ahora bien, cómo no pensar en ella al mencionar en una misma frase nazismo y cine. Es decir, más allá de todo lo que hay para decir del neorrealismo, esta vez el eje es el nazismo.
Otra palabra difícil. Uno recurre al diccionario para resolverlas, ¿no?: Nacionalsocialismo. - Movimiento político y social del Tercer Reich alemán, de carácter pangermanista, fascista y antisemita.
- Doctrina fundada por Hitler que propugnaba un nacionalismo expansionista basado en la supremacía de la raza germánica y un racismo seudocientífico fundamentalmente antisemita.
Pangermanista. - Adj. y com. Partidario de esta doctrina: los pangermanistas apoyaron la unificación alemana.
- Doctrina que proclama la unión de todos los pueblos de origen germánico. Antisemita. - Adj. y com. Persona hostil hacia los judíos, o hacia la cultura e influencia de estos.
(1)

¿Hablan todas estas definiciones de todo eso a lo que conduce la palabra nazismo?. No, paradójicamente no. Por eso Roma, ciudad abierta es el film que nos ocupa.
El film empieza ubicando al espectador con un cartel que determina lugar y fecha donde transcurre la historia. Datos para nada menores con respecto a lo que se va a contar. A partir de allí, los personajes cobran un matiz especial. Una ama de casa embarazada que se revela contra el hambre encabezando un saqueo a una tienda, un cura que haciendo suposiciones irónicas lo avala, un grupo de niños organizados para luchar contra los opresores, y por supuesto, líderes políticos que deben esconderse, para lo cual la confraternidad está a la orden del día. Así es que, la guarida para uno de los más buscados es un departamento en unos monoblocks repletos de gente con hambre y asustada.
Este film describe toda la mugre en la que se sostenía el aparato político nazi y los mecanismos de poder que en esa época circulaban, y que éstos podían ser para cualquiera. Sobre todo, para cualquiera que estuviera cansado del hambre y la opresión gratuita.
Un ejemplo es la dualidad de espacios que hay en el cuartel nazi, en donde a un lado de la puerta se tortura a alguien y al otro existe una suerte de bar en donde se reúnen los generales nazis y sus aliados a relajarse, tras un complicado día de trabajo. Allí es donde se quejan, a través de la ironía de Rossellini de cómo gritan los italianos.
El personaje malvado femenino es la mano derecha del general, que a cambio de una dosis importante de morfina, o de regalos como tapados de piel, consigue que una de sus chicas delate al cabecilla comunista.
Podría decirse que Rossellini utiliza a los personajes femeninos para exacerbar su malignidad, pero esta nazi enferma y la pobre italianita morfinómana, son necesarias para equilibrar la fuerza que tiene el personaje de Anna Magnanni, Pina. Esta ama de casa que pelea para sobrevivir con la misma energía con la que oculta a un líder comunista en su casa, educa a su hijo siendo viuda e incluso elige volver a casarse en plena guerra. La misma que saquea una tienda si es necesario. La misma que sale corriendo tras su futuro esposo al ser capturado, librándose de los soldados nazis, que sin dudarlo le disparan frente a los ojos de su hijo. Vale aclarar que este personaje está basado en un hecho real, el asesinato de “la Goulage”. Hecho que Rossellini con un manejo del montaje increíble, reconstruye de forma tal que nos obliga a derramar lágrimas una y otra vez.
El cura, Don Pietro, también retrata una historia real. Al margen de la excelente celebración del personaje por parte de Aldo Fabrizzi, la colaboración con comunistas, la documentación falsa, los panfletos en las imprentas y su trágica ejecución son hechos reales, retomados por Rossellini.
Las cabezas del ejército nazi al final del film hacen reflexiones sobre los italianos y si éstos son o no son como los alemanes. Si cederán frente a las torturas o no. Si merecen o no vivir en función de esta comparación. Rossellini muestra a estos generales tan naturales, con sus distintas facetas según de qué lado de la puerta se encuentren (con respecto a los dos espacios) que el escalofrío es lo mínimo que uno experimenta. Este es uno de los sentidos en que el humanismo está a flor de piel en la película.
Esta es una película que se relaciona con el neorrealismo, ¿no?. Entonces...¿de dónde provendrá la magia?

Parece que más de uno se hizo esta pregunta, por eso Carlo Lizzani eligió homenajear a Rosselini mostrando todas las desventuras que pasó antes de convertirse en el suceso mundial que fue. Su film Celuloide (1995) cuenta, como si estuviese realmente haciendo un documental o un backstage todos los acontecimientos que rodearon a Roma, ciudad abierta. Con una narrativa compleja, que alterna el plano de la realización de Celuloide, el de la recreación de la realización de Roma... y el del propio clásico del cine, Lizzani muestra la amorosa relación entre Rossellini y Magnani, al joven Fellini guionando comedias para el teatro y vendiendo sus dibujos en la calle, la relación entre Amadei y Rossellini, lo complicado que fue la conclusión del film por el nulo apoyo de los productores por el alto contenido político y la forma de contar la historia, y el contexto en que este joven realizador pelea por mostrarle al mundo que las cosas estaban cambiando, aunque tendrían que haberlo hecho hacía rato.
Celuloide hace una reconstrucción de Roma... muy afectiva. Sin embargo, hay momentos como la reacción del supuesto Aldo Fabrizzi al terminar de leer el guión, con lágrimas en los ojos, que nos vuelven a conducir a esta odiosa –como todo lo que tenga que ver con él- relación con el nazismo.

Los 40 fueron años complicados en el mundo. El cine tuvo letra para rato... Letras. Si bien en el Diccionario de la Real Academia figura la definición de nacionalsocialista, su popular abreviación, nazi, no existe. No puedo negar mi inicial regocijo, pero dejo planteada la inquietud acerca de esta ausencia y todo lo que ella puede implicar.




(1) Nota: todas las definiciones fueron extraídas del Diccionario de la Real Academia Española.

Por Lara Decuzzi (lara@solocortos.com)
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