Hollywood desnuda una historia del maestro del horror.
Lon, acabo de ver la cara de Jesucristo debajo de esa máscara de payaso que tienes puesta –dijo Clarence al intentar fotografiar a su amigo para unas pruebas de maquillaje. Las luces que había colocado formaban extrañas sombras en aquella boca que, generalmente, mostraba colmillos o muecas.
Hubo un largo silencio. Lon se dirigió a la ventana y habló como si hablara a la calle: siempre quise parecerme a él… ¿Crees que sería demasiado sacrílego que un mostruo como yo posara como Cristo?
Al día siguiente Lon y Clarence contemplaron las fotografías. Era la caracterización de Jesús más perfecta que alguien haya visto jamás. Pero como Hollywood no estaba interesado en asuntos bíblicos y Lon no quería fisurar su estigma de monstruo temible, las fotos fueron archivadas secretamente sin que nadie supiera de ellas, excepto Clarence.
Pasaron los años y el episodio no volvió a mencionarse. En aquellos tiempos, cuando el cine sonoro empezaba a irrumpir en las pantallas, en los estudios de Hollywood existía una tradición: en Nochebuena, la gente que trabajaba allí visitaba y repartía regalos a las personas que no compartían su buena suerte.
En las últimas visitas navideñas, Clarence llamó a una humilde casita que olía a eucaliptos. La puerta se abrió y un chico de diez años y una nena de cinco se lo quedaron mirando.
-¡Feliz Navidad! –gritaron al unísono. Clarence entró y dejó la cesta de regalos sobre la mesa, junto a una rama de eucaliptos decorada con trozos de papeles de colores. Sobre el mantel había una vela junto a una fotografía, a la que Clarence miró fijamente.
-Mi padre antes de morir la trajo a casa y dijo que nos protegería siempre- explicaba el chico. Clarence se acercó más al retrato… No podía creerlo, la cara de Cristo… La cara de Lon.
El chico seguía hablando: -Mi papá trabajaba en los estudios y la encontró en un cesto de basura. Dijo que la cuidáramos, así nuestro Señor nos protegería siempre…
Lon Chaney nunca llegó a saber el destino de la fotografía. Enfermó repentinamente y murió de cáncer en agosto de 1930, antes de que su amigo Clarence Bull, famoso fotógrafo de estrellas, pudiera hablar con él acerca del descubrimiento del retrato de Cristo.
Lon Chaney: En los años `20, millones de espectadores se horrorizaban cuando el mostruoso Lon Chaney aparecía en la pantalla de los cines. Maestro en el arte del disfraz y el maquillaje El hombre de las mil caras, como se lo conocía, interpretó seres atormentados por sus deformidades en sus más de cien películas, entre ellas El milagro, El jorobado de Notre Dame, El fantasma de la Ópera y La casa del horro.
Murió de cáncer de laringe el 26 de agosto de 1930, luego de interpretar a cuatro personajes distintos en El río fantástico, su primera y última aparición en el cine sonoro.
|