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:: ENTREVISTA A ROBERTO CALASICH

Director de Faustino Mayta visita a su prima


¿CÓMO ES TU CARRERA CINEMATOGRÁFICA Y CÓMO DECIDES HACER FAUSTINO MAYTA...?
-Yo estudio economía y después me voy a México y a Cuba a estudiar dirección de fotografía, luego dirección y guionaje en Cuba. Y ahí vuelvo a Bolivia en el 89 y comienzo a hacer cortos cómicos. O sea, me gusta la onda de Mack Sennett; esa onda del gag visual en la época del cine mudo. Y después de eso, comienzo a hacer mis primeras pastillas cómicas que las voy estirando. Poco a poco las voy alargando, voy abriendo el espacio. Comienzo a contar historias de cinco, siete minutos y luego comienzo a contar mediometrajes. Produzco una serie de TV con cortos, luego otra serie un poco más larga de doce capítulos de media hora y luego comienzo a hacer miniseries: "La bicicleta de los Huanca", "El candidato", "Viaje a ninguna parte".
"La bicicleta de los Huanca" comienza a tener mucha aceptación allá en Bolivia. La traen, la piratean, la llevan por todos lados... Luego, hago una telenovela larga de 40 capítulos que se llama "Felicidad", en Bolivia; y de ahí comienzo a ver... Me interesa la problemática de nuestra cultura boliviana, enfrentado al mundo globalizado. O sea, la globalización nos arrastra y nos hace pensar si somos o no naciones y qué podemos aportar a esa globalización. ¿Cómo puede ser positiva la globalización?
Entonces, en esa discusión me gusta una película que se llama Cocodrilo Dundee con Paul Hogan donde es un australiano con un cuchillo bien grande en Nueva York, perdido. Entonces, me llama mucho la atención y la voy repensando junto con otra película que es Los dioses deben estar locos, donde agarran una botella de Coca Cola, y comienzan a hacer todo un zafarrancho. El planteo es agarrar y decir, cómo, por qué los bolivianos vamos a encerrarnos en películas tristes. Es cierto que nuestra realidad es dramática, discriminadora... Pero por qué no vamos a traer un poco de esperanza, un poco de alegría. Si, básicamente, el problema está en nuestras cabezas. La sociedad está cerrada pero tú puedes tener otra actitud. Lo importante es cambiar esa actitud.
Entonces, comienzo a hacer este proyecto, comienzo a investigar, trabajo de mesa más que nada, comienzo a leer libros, a hacer cifras. Pensamos hacer Un Huanca en Nueva York, siguiendo la onda de un campesino boliviano que fue premiado en el 2000 y se fue a Nueva York y le pasaron cosas chistosas en Central Park. Entonces, me llamó la atención. Ahí, investigué el lugar al cual los bolivianos emigran y había sido la Argentina. Comencé a profundizar el tema y me llegaron temas como el de Marcelina que murió, la botaron del tren y luego analicé más profundamente el tema y encontré que eran bolivianos que explotaban a otros bolivianos y entonces ya perfilamos todo el guión.

¿CUÁLES SON TUS REFERENTES?
-Mack Sennett y Buster Keaton me gustan mucho. Lamentablemente, ahora nuestro humor no rescata a Buster Keaton, a Charle Chaplin, a Harold Lloyd, entonces como que el humor se está perdiendo, es un género bastardo. Ni que hablar de la comedia musical que a mí me encanta, ¿te das cuenta? Es un género que ya está muy opacado y eso es peligroso porque los chicos o los nuevos seres humanos no están con la frescura que tiene, que te da el humor, el liberarte del estrés.

¿CÓMO TE VES DENTRO DEL PANORAMA DEL CINE BOLIVIANO?
-Bueno, en Bolivia soy como un bicho raro porque toco temas que anteriormente no se habían tocado. Muchos consideran que hago la burla de los campesinos, de la pobreza o de cosas así. Soy lo contrario del maestro del cine boliviano que es Sanjinés, el colectivo que tiene que tomar conciencia y hacer la revolución.
Yo te planteo situaciones individuales, no políticas, porque hay un zafarrancho después de que se ha caído el Muro de Berlín, que uno no sabe a favor y en contra de qué, ¿te das cuenta? Queremos buscar una identidad nacional y ese es el problema que tenemos.

¿CÓMO VES EL CINE BOLIVIANO HOY?
-Este año se estrenaron tres películas. Está Diego Torres que hizo una película Alma y el mar, que es un anhelo que todos los bolivianos tenemos de buscar el mar, una cosa así... Está también Dependencia Sexual, que es un experimento de Rodrigo Bellot, que hizo una cosa bien interesante porque te plantea cinco historias pero en pantalla dividida; ganó el festival de Locarno.
Creo que hay un nuevo cine boliviano a partir de romper con clichés tradicionales; es decir, clichés muy políticos y marginales, y entrar a géneros que nunca habíamos entrado los bolivianos como la comedia, el humor o salir de lo político y entrar a experimentar otras cosas y ahí estamos, esa es nuestra problemática hoy.
Nos llegó la democracia y como que no sabíamos qué dar. El cine de Sanjinés es muy coherente: te plantea que el espectador reflexione, salga de la película y diga "vamos a hacer la revolución..." OK. Ahora no sabemos qué tipo de revolución hacer, de quién estamos a favor y de quién en contra.
A nivel político, están vendiendo nuestro país. Han entrado los neoliberales y han comenzado a vender las empresas estatales. Y los intelectuales no sabemos si luchar contra la democracia, contra la dictadura, estamos en una nebulosa, en un cambio.
Pero lo que sí queremos, es tratar de buscar lo que nos identifica a los bolivianos y cuáles son nuestros problemas.

¿CÓMO FUE LA REALIZACIÓN DE LA PELÍCULA?
-Con muy bajo presupuesto, muy bajo presupuesto. Auspiciados por una empresa, que nos dio mil dólares y la Embajada de España otros tres mil... En total, fuimos cubriendo unos veinte mil dólares más o menos y con eso fuimos estirando y logramos el crédito del Consejo Nacional del Cine, que nos dio otros diez mil. Y la terminamos así. Hemos filmado durante un año, porque en total son veinte días de filmación pero dos días filmamos y dos meses no... otros tres conseguimos plata... no les voy a contar porque ustedes están en las mismas...
Creo que la globalización nos está trayendo cosas buenas, como es la tecnología barata. Esto lo hemos producido en una Canon XL1 pequeña y lo hemos editado en un Adobe Premiere que es sencillísimo. Lo hemos copiado en DVD, queríamos pasar a celuloide pero motivos de costo, son veinte mil dólares que es el doble de la película.
Queriendo distribuir, nos preguntamos, ¿cuál es nuestro público? Porque puedes equivocarte en todo en una película, pero debes pensar primero en tu público, ¿te das cuenta? El público viene asociado al nombre, a la temática, a todo. Los únicos que se lanzan a un público amorfo son los americanos, porque ellos tienen todo el mercado, pero nosotros tenemos que ser inteligentes, debemos ser guerrilleros en nuestro marketing. Pensar que nuestra película va a ser para los lesbianos, las lesbianas, o los maricones o los bolivianos, para que tenga coherencia y pueda competir. Porque no puedes equipararte al mercado americano que despliegan sus publicidades a nivel mundial y nos hacen pomada, ¿no?
Hay que ser guerrillero, hay que ser pequeño, dimensionar muy bien tu mercado, cómo lo distribuyes... Es por eso que estamos viniendo aquí donde bailan los bolivianos, donde escuchan su radio los bolivianos, entonces convertir una bailanta en un lugar donde se ven películas de bolivianos... Hacer un antimarketing, es decir, un marketing contrario al que ellos hacen.

¿Y EL EQUIPO TÉCNICO?
-Como unas cinco o siete personas. Había el director de fotografía, su camarógrafo, el asistente de luces, el chico del sonido, y la chica que hace continuidad que, al mismo tiempo, hace maquillaje. El tipo que hace las luces también se encarga de cambiar los casetes. Todos hacemos todo, muchas veces hay poca gente, entonces algunos actores son comisionados para que formen parte del equipo técnico. Todos tenemos que hacer todo, es la onda, es nuestro mercado. No es como en Estados Unidos que tú te especializas en fotografía y sólo manejas eso y no quieres ver nada más. Tenemos que hacer de todo, porque es interesante hacer de todo. Aprendes muchas cosas, innovas muchas cosas... Los norteamericanos no lo hacen pero nosotros sí, entonces juegas, mueves, balanceas... Ahí está, esa es la riqueza que nosotros tenemos los latinos.

Audio de la nota, primera parte
Audio de la nota, segunda parte

Por Marcelo May y Maite Laborde (editorial@solocortos.com)
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