El rey de los vivos
La anécdota es muy sencilla y su herencia podría reconocerse, salvando las obvias distancias, hasta en el dueto Olmedo-Porcel. Es la historia de un vivo, de un chanta, que entra a todos lados sin pagar hasta que se enamora y se da cuenta que su amor justificaría cualquier gasto. Las peripecias lo llevan donde haya plata, donde esté el negocio, donde exista la posibilidad de moverse sin desembolsar un centavo.
El hipódromo es la primera de las pruebas, donde conoce a Lucía, la mujer que le quitará el sueño y a la que deberá conquistar definitivamente, convirtiéndose en un centroforward. Nada más alejado del personaje de la primera parte del film.
Lucía y su madrina creen que el personaje de Pepe Iglesias es una personalidad influyente del Banco Internacional. Y, mientras ellas se deshacen en buenos modales y caídas de ojos para conquistarlo, el padre de Lucía ya advierte que es un verdadero chanta. Esa figura del porteño que no es fácil de describir pero que Pepe Iglesias retrata singularmente.
El boxeo es la segunda prueba. El padre de Lucía intenta infructuosamente echarlo del Luna Park pero no puede porque las peripecias del “avivato” lo superan. No sabe que es el pretendiente del que su hija le habla enamorada. No tarda en enterarse y, por más que los aleja físicamente, el amor de los jóvenes, en la distancia, paradójicamente, se fortalece. Es la primera vez que él siente algo parecido y es la primera vez que está dispuesto a pagar por entrar a algún lado, más aún, para entrar en su corazón. Pero las ventanillas se cierran y los carteles de “No hay más localidades” parecen separarlos más y más.
El famoso centro, la estrella del equipo, Rayo de oro, es el hermano de Lucía. Pero como éste está desmayado (circunstancia en la que el Avivato tiene más que responsabilidad), el mismo chanta que la engañara, hará ganar el partido al equipo y conquistará a su suegro con el empleo que esperaba, y que ahora le grita -¡Hijo! ¡Hijo!
Fue el mayor éxito de Pepe Iglesias y de Cahen Salaberry que, basado ligeramente en el personaje de Lino Palacio inspiró una seguidilla de historietas llevadas a la pantalla grande. Sus reminiscencias chaplinescas no son casuales y la inspiración para el film se remonta hasta a una película francesa, pero Pepe Iglesias literalmente encarna a este porteño vago y engreído, un auténtico avivato.
Avivato, claramente no es una película de fútbol ni sobre fútbol pero es una película sobre un amor que nace más allá de cualquier adversidad y un amor que sólo se llega a concretar en el escenario del mayor espectáculo del mundo.
Ficha técnica:
Fecha de estreno: 01/09/1949.
Dirección: Enrique Cahen Salaberry.
Guión: Ariel Cortazzo y Cahen Salaberry según obra teatral “El rey de los Garroneros” de George Milton.
Intérpretes: Pepe Iglesias, Benita Puértolas, Lilian Valmar, Alberto Terrones, Tono Andreu, Camelia Maucci, Roberto Blanco.
Fotografía: Roque Giacovino.
Música: Rodolfo Sciammarella.
Escenografía: Gori Muñoz
Montaje: Jorge Garate.
Producción y distribución: Interamericana.*
* Datos extraídos de R. Manrupe / M. A. Portela, Un diccionario de films argentinos, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 2001.
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