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:: El placer de mirar

Betty Page. Modelos eran las de antes…

Nashville, 1923. Nace Bettie Mae Page, quien se convertiría en la modelo más famosa del siglo XX y en un auténtico icono sexual. Así lo corroboran los clubes de fans y diversas asociaciones que aparecieron antes y después de su, al menos mediática, misteriosa desaparición. No parecía haber motivos claros para abandonar una carrera que tenía mucho para dar; pero sí es comprensible que admirar a la mitad del globo, recorrer desnuda la imaginación de todo el mundo y protagonizar escenas sadomasoquistas, puede agotar a cualquiera.
Signada por el abuso de su padre durante su infancia (secreto que no confesó hasta muchísimos años después durante una entrevista concedida a Playboy), esta hermosa mujer de pelo negro y ojos azul oscuro con mirada pícara y la seducción de todas las divas del siglo juntas, ha sido un personaje de muchas contradicciones: tímida y divertida, simple y exótica, inocente y fatal. Con su cara de niña terrible cautivó a hombres (y mujeres) de todo el mundo y su silueta y carisma fueron material suficiente para atrapar a los miles de fotógrafos que desfilaron delante de ella durante los pocos años que duró su carrera. Tiempo más que suficiente para convertirla en una verdadera leyenda.
Sólo tenía 10 años cuando su madre la dejó junto con su hermana en un orfanato para hacer frente a sus problemas financieros. Fue la mejor alumna de su clase en los años de secundaria; fue, incluso, la coeditora del diario anual de su escuela. Ganó una beca para el Peabody College (donde estudió sociología y se graduó como Profesora de inglés) desde donde también soñaba, como desde sus primeros años de adolescencia, con convertirse en una gran actriz como las estrellas que admiraba.
A los 20 años, se casó con su novio desde hacía dos años, Billy Neal y luego se mudó a San Francisco donde consiguió su primer trabajo como modelo. Durante los siguientes años siguió viajando hasta llegar, incluso, a Haití país y cultura de los que se enamoró.

En Noviembre de 1947, de nuevo en Estados Unidos, se divorció de Billy y se mudó a Nueva York. En 1950 conoció a Jerry Tibbs, un oficial de policía con interés en la fotografía, quien, atrapado por su increíble belleza, le tomó fotografías, las puso juntas e hizo lo que se conoció como su primer pin-up portfolio. Con esto su vida cambiaría para siempre. Tibbs presentó a Betty a muchos otros fotógrafos y con ellos al mundo.
En el término de unos pocos meses, su carrera de modelo había efectivamente despegado. Pero no fue hasta que sus fotografías fueron publicadas por Robert Harrison que Bettie se convirtió en una auténtica estrella pin-up sin precedentes. Con un modesto capital inicial, produjo Harrison “Beauty Parade”, publicación de la cual la portada era siempre la foto de una pin-up girl y adentro fotografías de chicas no demasiado vestidas en situaciones cómicas o burlescas. El público norteamericano estaba admirado con la voluptuosidad de Betty, con su rostro perfecto y su mirada simpática.
Poco después le presentan a Irwing Klaw (que trabajaba junto a su hermana Paula) conocido como “el rey de las chicas pin-up” que vendía fotos para catálogos o correos. Fue quien, al incluirla en un catálogo hizo dar un nuevo giro en la carrera de Betty. Con aspiraciones algo más ambiciosas publicaron su propio catálogo “Movie Star News” así como también “Cartoon and Model Parade”. Los hermanos Klaw proporcionaban lo que el público pedía y la diosa de Tennessee ofrecía material de sobra.
Klaw filmó, también, alrededor de cincuenta cortometrajes que piratearon por todo el mundo. Las imágenes de una Betty siempre sensual pero también aniñada e ingenua dieron un nuevo vuelco con la implementación de un entretenimiento conocido como el bondage. Las fotos ahora mostraban toda clase de prácticas sadomasoquistas donde mujeres atadas recibían eróticos castigos de otras mujeres siendo el preferido el spanking que es, básicamente, una palmada en la nalga. Y Betty era, según el caso, víctima u opresora de otras chicas.
Klaw se convertía en un proveedor de material fetichista por excelencia y Betty Page en el objeto de deseo de miles de fanáticos, el deseo hecho mujer.
Aunque con una prometedora carrera que la alejaba cada vez más de su sueño de ser estrella de Hollywood, seguía estudiando arte dramático y no perdía la ilusión. Pero las únicas apariciones en la pantalla grande llegaban de la mano del monotema: inspirada en “Strip-o-Rama” (1953), Klaw llevó a Betty a la pantalla en “Varietease” (1954) y “Teaserama” (1955).
También la rodearon los Camera Clubs que eran grupos de fotógrafos que disparaban sin cesar describiendo, pintando, admirando cada una de sus curvas.
En 1953 audicionó y, bajo el tutelaje de Herbert Bergoff, obtendría papeles en varias producciones neoyorquinas y apariciones en televisión. Sus producciones en el circuito “fuera de Broadway” se hicieron cada vez más importantes.

Pero los ´50 no sólo conocieron a la violenta Betty del bondage y el spanking. En un viaje de Betty a Hollywood para visitar a su hermana, los fotógrafos locales no perdieron la oportunidad de regalarse una Betty al aire libre, fresca y sin látigos.
En Florida conoció a Bunny Yeager, una ex-modelo devenida fotógrafa, que comenzaba su carrera. Bunny eligió una Betty divertida y al sol y le envió sus fotos a “Playboy”. Hugh Hefner respondió dedicándole la página central en la revista en enero de 1955. En ese número vestía traje de Papá Noel, bueno... gorro de Papá Noel y ponía, curiosamente, una bolita en un árbol. A partir de ese momento su silueta aparecería en todos lados.
Años después, la decadencia comenzó desde que Harrison empezaba a declinar y a Klaw lo buscaba el FBI por la ilegalidad del material de su producción.

En 1957, Bettie abandonó Nueva York y se mudó a Florida y su carrera empezaba a terminar tan de repente como había comenzado. En 1958 se casaba con su segundo marido, Armond Walterson. Durante los siguientes meses, Betty tomó algunos trabajos, y viajó por varios estados incluyendo California, Tennessee, Illinois y Oregon. En 1963 se divorció de Armond para casarse, algo después, con Harry Lear; matrimonio que también terminaría en divorcio.
Entre los ´50 y los ´60, Bettie Page había resurgido como prototipo de la modelo. Los medios se preocuparon por su misteriosa desaparición y alrededor de ese desvanecimiento emergió un mito, un símbolo de belleza y femineidad. Fue inspiración de comics en su honor y muchos artistas la inmortalizaron. No se había convertido en una gran actriz pero sí en una gran estrella.


Por Natalia Taccetta (natalia@solocortos.com)
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