Irreversible de Gaspar Noé, 2002 Francia
La anécdota de la película la hemos visto mil veces y, seguramente, la seguiremos viendo con más o menos frecuencia para siempre. Pero la excusa del film no es esa solamente; no es contar una historia de violencia, con la más hiperrealista de las crudezas, sino que parece proponer una forma de entender el movimiento.
Noé, director de Solo contra todos (Seul contre tous, 1998), elige a Monica Bellucci y Vincent Cassel para ser la pareja que explora, al mismo tiempo, la ferocidad del tiempo y la profundidad de la carne. El relato es visceral en más de un sentido, pone al espectador incómodo durante 90 minutos y lo deja reflexionando sobre lo indefectible, algunos más. La estructura viola las convencionales nociones del tiempo pero este recurso narrativo es uno más entre otros matices que tiene el film a lo largo de las doce secuencias. Y no sólo por la violación de ocho minutos sin cortes, ni por la brutalidad de las escenas en el club gay “Rectum” sino porque invita a pensar si de verdad el tiempo corre sólo en una dirección, si de verdad la muerte es el único fin posible y, en definitiva, si hay alguna manera de interferir en ello.
Esto, más allá de tirar por la borda el “eterno retorno”, se presenta como alternativa un poco más dolorosa. La herida que se produce al descubrir la culpa de los otros y el dolor más descarnado, al descubrir las propias culpas y ausencias y propio destino que se escribe solo.
Hasta la mitad del film es difícil entender la estructura temporal que presenta pero para entonces la angustia y la reflexión están instauradas. La violencia, la brutalidad, la venganza son las formas en las que se revela el tiempo y nosotros en él.
La cámara de esta película es, sencillamente, impresionante y es, definitivamente, un personaje más en esta lucha contra el tiempo y contra uno mismo.
Más allá de la postura que uno pueda tener, de la construcción del caos universal que uno haga, de las ganas de pensar que Noé está equivocado que uno tenga, el film es una invitación a la reflexión porque es difícil, muy difícil, ya no disfrutar pero, al menos, soportar la película sin estas advertencias.
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