V Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI).
El encuentro con el cine de todos los años
 Quedan pocos días de este V Festival Internacional de Cine Independiente. Por lo que queda y por lo visto, tal vez sea buen momento para hacer un relevo de los heterogéneos ingredientes que conforman este evento. Se podría comenzar por algunos decorados que lo albergan y personajes que lo recorren. En ambos casos es una fotografía que por quinta vez reconocemos.
Los lugares son los mismos que años precedentes: cines del Abasto, de la avenida Corrientes, y el Malba. El Abasto Shopping es el albergue de una marea humana que hace cola y sube y baja por escaleras mecánicas. El leit motiv es el comentario entendido sobre las películas y/o directores, con tono solemne, y críticas que repiten, por las dudas, estructuras como ¿Interesante, no? Y, según el caso, será “la francesa” “la corena”, “la japonesa” para rematar. Por el contenido poco definitorio pero amplio de estas sentencias, pueden ser aplicadas en cualquier ocasión. El Malba se presenta como un oasis en este caos y surge como opción principalmente porque proyecta una selección de las películas más interesantes de este festival.
En cuanto al material impreso que se distribuye, es rescatable la intención de “Sin Aliento” (diario cotidiano del festival) de presentar en su primer número cuáles son los films que se proyectan, con un más que escueto pseudo argumento con horarios y salas de proyección, a diferencia de otros años, donde era obligatorio comprar para esto el catálogo. Este último tiene un costo algo importante para los tiempos que corren y contiene ¿Sinopsis? ¿Argumentos? ¿Opiniones? ¿Críticas? que ¿colaboran? realmente poco si la lectura es previa al visionado de la película, y se tornan francamente desconcertantes si la lectura se efectúa posterior a ésta.
De cualquier manera, el tener que esquivar estos obstáculos puede no inhibir las ganas de ver buen cine. Al menos, resulta fácil si la intención es acercarse a cinematografías heterogéneas. El festival (como corresponde) brinda la posibilidad ver aquello a lo que de otra manera no tendríamos acceso, lo cual es, sin duda, una oportunidad gratificante. Podemos sumar el placer de escuchar algunas voces de los realizadores aunque, por supuesto, no puedan decir o dejar de decir lo que el film nos cuenta o no. Como obra en sí misma, el espectador hace el resto.
La sección de competencia está conformada por dieciséis largometrajes de origen, tonos y estilos diferentes. Tres de ellas son argentinas: “Ana y los otros” de Celina Murga, “Los rubios” de Albertina Carri y “Nadar solo” de Ezequiel Acuña. Hay, además, una sección dedicada exclusivamente a películas nacionales. Algunas muestras paralelas son “Panorama” que nuclea un poco de todos lados, secciones de directores, como las retrospectivas de Jorge Cedrón o F. J. Ossang, una sección oficial competitiva de cortometrajes, cine queer chino, una perspectiva del cine palestino actual y un largo etcétera.
En cuanto a las “películas top de directores top”, que sin duda todos queremos ver, como “Dolls” de Kitano, “Spider” de David Cronenberg, “The man without a past” de Kaurismaki y “La hora 25” de Spike Lee se estrenarán en breve. Por ahora las dos últimas ya tienen sus afiches en los cines comerciales. Habrá que ver qué pasa con las demás, dado que, muchas veces, los distribuidores se muestran reticentes a estrenar films de claro corte no comercial. De cualquier manera, la recomendación es perderse en la enorme variedad cinematográfica en busca de otros y nuevos encuentros.
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