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:: La Rosa púrpura del Cairo

Un recorrido hacia el interior del film de Woody Allen La Rosa Púrpura del Cairo

La rosa púrpura del Cairo®(*) En este análisis haremos el recorrido hacia el interior del film de Woody Allen La Rosa Púrpura del Cairo. Entre sus recovecos nos detendremos ocasionalmente a espiar las escenas claves para luego continuar con la ansiosa búsqueda, y seguramente entre sus profundidades descubriremos desde lo conocido hasta lo inesperado, desde lo complejo hasta lo simple a la vez.
Como en un viaje hacia una aventura, nos permitiremos cruzar los umbrales de lo establecido y en el momento menos esperado probablemente relucirá ante nuestros ojos el misterioso baúl. Y quizás en el instante en que lo abramos comiencen a brillar, sólo para nosotros, lo antes nunca soñado: relucientes manejos formales, desbordantes recursos dramáticos y una bolsa repleta de valiosísimas y brillantes ideas que Woody Allen nos deja como una huella del paso por el lugar. Y por supuesto en un instante, tendremos en nuestras manos la tan preciada gema: La Rosa Púrpura del Cairo que por supuesto, en la partida al final del viaje llevaremos en secreto celosos en algún bolsillo interno cerca del corazón, ¡y será nuestra para siempre!.

Pero descubriremos que en el desarrollo del film el autor desde un principio, apunta a un final direccionado y convencionalmente creíble. Luego divisaremos con una mirada más detallada que hablamos de una película de autor que suma en demasía al característico estilo del cineasta; mediante el cual, Woody Allen como realizador rompe lo establecido, y crea nuevas estructuras con La Rosa Púrpura del Cairo.

Aquí los personajes principales están construidos con fuertes limitaciones internas, especialmente cuando hablamos de Cecilia, quien durante el desarrollo del film percibiremos que exteriorizará con acciones y diálogos que nacen de su interior y de su voluntad meticulosamente justificados por el autor.
También notaremos limitaciones más tangibles y externas en el caso de Tom Baxter cuando frecuenta contextos para los que no fue creado o mejor dicho, entornos exóticos para su punto de vista.
Cabe aclarar que los personajes puestos en este tipo de entornos hacen más fuertes y de mayor interés a las películas, pues se consigue así mayor tensión dramática entre los personajes y el entorno que desconocen.
Allen, por momentos, con este personaje nos robará una mueca o nos guiará en la comprensión y acercamiento al verdadero objeto de deseo del personaje, que juntos descubriremos más adelante en nuestro viaje.
Pero Woody Allen con Tom Baxter, nos abrirá las puertas a su interior mostrándonos algunas de sus facetas como realizador, y como ser humano con ganas de contarnos algo en confidencia, en un impasse mediático con más aroma a un séptimo arte que olor a una mediocre especulación comercial.

Percibiremos los conflictos y sub-conflictos motores que movilizan en la trama acciones, diálogos, y transformaciones minuciosamente planificadas por el autor.
En la exploración hacia el ingenio de Allen, cuando lo estudiemos como escritor, revelaremos alguna de sus tácticas en la toma de recursos narrativos a los que integra y conjuga, poniendolos a prueba en su construcción, los lugares o escenarios por donde transitan los personajes principales; ejemplos más detallados de ello son Tom Baxter y Cecilia.
Cuando Allen cite en escenas a los personajes de la industria cinematográfica neuróticos o agazapados, pergeñando el ataque y recupero de la presa (Tom Baxter) que escapó, nos dirá que las fortalezas se convierten en debilidades y nos hablará de los condicionamientos que ejercen los estereotipos de la vida impuesta del mundo real, donde los grupos sociales o de poder en alianza y cobardía para cuidar sus intereses o maniobras, se unen y, bajo presión, intentan debilitarnos diciendo que si no se hace lo que nos dicen que hagamos, corremos el riesgo de dejar de existir o ser destruidos. Tal es el caso de la persecución que harán los miembros de la industria para intentar a lo largo de toda la película lograr que Tom Baxter vuelva a la pantalla subestimándolo, insultándolo o ridiculizándolo desde el momento que sale de la allí, con golpes bajos, con cobardía y deshonor, comparable a los sin signos icónicos argumentativos que izan o embanderan los reales seres antagónicos con sus usos y costumbres día a día, minuto a minuto en su "mundo real".

En este sentido, si analizamos los subtextos de la generalidad de la película, notaremos que Allen supera en su persona cualquier forma de miedo, cobardía o sumisión ante las intimidaciones que ejercen sobre los realizadores y actores (quienes en realidad les dan de comer) las terratenientes y especuladoras industrias cinematográficas. Entonces, Allen las expondrá al desnudo rozando, me animaría a decir, las fronteras de su ridiculización.

Vemos también que el director hace sus abstracciones cinéticas transmitiéndolas en acciones a través de los personajes cuando hablamos de forma y contenido, donde no se pierde de vista la ley de progresión continua con sutiles picos de tensión y justificados diálogos de los personajes claves, donde brillan ricos principios de desplazamiento que le ofrecen a la película más vida y realismo, invitando al espectador a buscar y discernir sobre lo que les sucede internamente y les sucederá a los personajes a lo largo del film con planificados manejos del tiempo cronológico (del aquí y ahora de la historia) por parte del autor, donde se destaca la simplicidad con juegos de tiempos paralelos de los personajes principales en el desarrollo de las escenas claves de la película.

Cabe destacar la forma en que se cuenta la trama y la manera en que se presenta el contenido donde brillan los conocimientos, lenguaje visual y auditivo, puntos de vista y saltos de puntos de vista como así los aspectos técnicos por parte de Allen como director, sin la pérdida del propósito temático de una trama ligera donde lo impredecible está en juego, en contradicción de la lógica lineal; son observables también las presentaciones de metáforas y símbolos, por ejemplo, de escenarios y personajes que manifiestan nuestras experiencias internas y ocultas como seres humanos que somos.

Entonces me detengo a analizar en el film La Rosa Púrpura del Cairo, al personaje que interpreta Mia Farrow. Cecilia es una persona real en un mundo real con carencias y limitaciones reales, tangibles e internas y también objetivos, aunque no está totalmente segura de qué quiere conseguir, pero sabe de qué se aleja y quién trata de impedírselo. Sabe a dónde va, porque allí está la fuente de su ilusión y lo que realmente le ayudará a enfrentar los obstáculos que se le presenten, pues el autor sabe, que es así como comienza a nacer y darle vida a un personaje, pero en tal condición ella no sabe más que trabajar para sobrevivir y llevar dinero a su casa en la época de la depresión de los años 1930.

Es entonces que comienzo a divisar, en un análisis profundo, una analogía entre lo ficticio, las costumbres, el estilo y calidad de vida de los seres reales en el mundo real, de lo que se sirve, a mi entender, la ficción para contar historias complejas y realistas de una manera simple pero amena, como es el caso del film en cuestión.
Nosotros, lo seres humanos, convivimos a cada minuto con las reales circunstancias y en interrelaciones sociales que se conjugan en potenciales roces, también llamados conflictos, desde el punto de vista de la realización de ficciones (como los polos de tensión que crea la ficción). En esa convivencia veo que tarde o temprano la mayoría de nosotros en el paso por esta vida, como seres ciclotímicos o coloridos camaleones, nos transformamos, según el caso, en víctimas o victimarios una y otra vez, pues nadie es tan bueno ni tan malo en el mundo real, y quizá por ello seamos seres relativos e imperfectos, pero de inmensa belleza por nuestra capacidad de elección, hasta en nuestras decisiones más erradas.
Esto Woody Allen lo sabe manejar a la hora de dirigir actores o confeccionar un guión, lo que ha marcado su estilo de realización a lo largo de su carrera y en los diferentes géneros que adoptó o entremezcló en sus películas. Pues, en el mundo real y en la vida cotidiana cuando reina la confusión, como en los escenarios de una guerra, casi siempre los seres reales sienten o piensan con uñas y dientes (tangible o intangible) asegurarse su propio lugar, cuidando lo que tienen o han logrado, y en el mejor de los casos, ansiando deseosos lo ajeno y tratando casi siempre de escalar un peldaño más para sobrevivir, con eternos desacuerdos en contextos contaminados y donde la vida, y todo en ella, es frágil y temporal. Y por las dudas, como poniendo puntos a las íes, a veces nosotros decoramos nuestro andar con acciones o dichos de solidaridad, por si realmente existe el más allá y un creador.
Otros criticamos o pisamos despectivos esas creencias y ese actuar y algunos de nosotros pasamos por la vida haciendo el mal o haciendo el bien y sin saber por qué. Y así descubrimos que en las ficciones cinematográficas bien realizadas los personajes se mueven de igual manera, pues tienen intereses que defender, objetivos que lograr, estrategias que utilizar. Y pareciera que a veces en su mundo real los seres reales tuvieran como leit motiv los conflictos y subconflictos en cualquier matiz ¿será una casualidad la similitud y analogía con el mundo de la ficción?

Se dice que, como en plena guerra, el primer rol social que asumen los personajes antagónicos, oponentes o ambivalentes es el de desplazar, o subestimar despectivamente al prójimo sin perdonar o pedir perdón. En La Rosa Púrpura del Cairo el tacto cinético de Woody Allen crea sutilmente, y con respeto a Cecilia, un fiel ejemplo de una víctima que padece casi todos estos estigmas sociales de los que busca escapar. Por ejemplo, en las primeras escenas de la película donde el marido le reclama el dinero que ella ganó con el sudor de su frente exigiéndole más aún.
Casi siempre se ponen en juego, también, nuestros deseos de ilusión o la búsqueda de sentido a la vida; y ésta es la piedra fundamental coherente con el perfil psicológico del personaje de Cecilia y con una clara historia previa y vigente sumisión por un pasado presente de conflictos internos no superados. Podemos citar aquí las escenas donde se puede ver la obediencia incondicional de Cecilia ante el autoritarismo y la violencia psicológica que ejerce constantemente su marido sobre ella, o cualquiera de las escenas de la taberna frente a su jefe cuando éste le da órdenes laborales con maltrato. Es aquí donde queda expuesto el trabjo que Allen supo hacer con cada uno de los actores, luego de un análisis profundo y humano, especialmente para darle vida a Cecilia con la excelente interpretación de Mia Farrow.
A través de Cecilia, en interrelación con los demás personajes, observo que a nosotros los reales se nos hace omnipresente la necesidad de pertenencia social cuando ello nos convierte en seres anónimos y sin identidad latente.
Cecilia en una aparente inconciencia quiere ser real pero sin perder la ilusión y por ello paga el alto precio de ser excluida de todo grupo de referencia, con la soledad en lo cotidiano donde son latentes los altibajos rutinarios, y la predominante mediocridad de los reales seres sin autenticidad. Ella tiene un sueño u objeto de deseo (visto desde la estructura narrativa del guión), y es que lo redundante de la vida real y sin sabor se convierta en una onírica realidad como en las viejas películas de ensueño Hollywoodense con Ginger Roger y Fred Aster, para escapar, aunque sea por unos instantes, de los dolores y sufrimientos internos de los que padece en un mundo real: es explotada en el trabajo y maltratada por su marido, un hombre borracho, golpeador y mujeriego; un antagónico oponente clásico como en los cuentos maravillosos o en cualquier ficción o situación del mundo real, con el que deberá convivir quizá por falta de personalidad o por la abundancia de simplicidad y tierna sumisión comedida (antes de revelarse expresamente) que provocará la metamorfosis interna que Mia Farrow y Allen sabrán crear con el personaje.

Woody Allen como autor del libro y director de La rosa Púrpura del Cairo conoce las artimañas de las industrias cinematográficas a las que no dejará de pertenecer mientras que sus creaciones generen ganancias pero, esta vez, como en una misión personal, tiene algo que decir y se permite hacerlo de esta manera original que lo caracteriza. Para ello da un paso al costado de la industria del cine y se toma una revancha. Se revela ante la industria haciendo por momentos una autocrítica al realizar este film genial (que considero se trata de una película de autor).
Allen utiliza las reglas que impone la industria como la de dirigirse a un target de audiencia espectadora (con respecto a gustos, creencias y costumbres), pero esta vez utiliza toda su creatividad y energía con la típica ironía que lo caracteriza sólo al servicio del espectador y hasta, me animaría a decir, en su homenaje, para que se sienta identificado con Cecilia la protagonista.
Entonces me pregunto ¿será que la gente va a ver películas para tener un instante de ilusión, un momento para soñar, o quizá un lugar o un rato de respiro para refugiarse del mundo real?. Yo creo que de esto se trata y este director sabe cómo hurgar en lo profundo de las cosas cuando desnuda con respeto, mucha genialidad e ironía estos dos mundos (el mundo ficticio y el mundo real) juntos y revueltos, fusionados a la perfección, demostrando con inteligencia y creatividad los sentimientos más profundos del espectador, los actores, los personajes y la industria cinematográfica que hacen de las películas una real ficción real, donde se puede imaginar con libertad mientras la industria no apague los proyectores de las salas y la vida del cine.

Tom Baxter es el típico héroe de aventuras como en los cuentos fantásticos o maravillosos. Es el osado personaje dentro de la pantalla que esta vez se atreverá a cruzar el umbral y asumir el riesgo hacia el mundo real, pues es su característica como personaje: la de un explorador y hombre aventurero, y ésta es la idea de Woody Allen como aventurero, explorador y osado cineasta trascendiendo más allá de los umbrales sistémicos y estructurados de lo real. Entonces Allen como un héroe y autor, con Tom Baxter, como personaje y como héroe, sorprenderán al espectador teniendo en cuenta a la audiencia como la verdadera protagonista para rescatarla del mundo real, la que se encuentra deseosa de ilusiones, y así Allen le da vida al espectador con el personaje de Cecilia.
Es así que con estrategia creativa desde el principio, Allen sorprende con un punto de inflexión o transformación, materia que conoce como la palma de su mano pues es lo que toda audiencia espera cuando va a ver una película. Pero un detalle a tener en cuenta es que Tom no se moverá ya en los escenarios que conoce y habitúa como en la ficción, dentro de la pantalla y es puesto adrede en un entorno exótico (el real), lo que le generará conflictos y subconflictos en sus intentos de pertenecer al mundo real.

Profundizando mi análisis, considero que en una macroestructura narrativa Woody Allen se posiciona en cuatro posturas claves para la realización de La Rosa Púrpura del Cairo: la primera y considero, la más importante, es la del espectador, personificado a través de Cecilia con maniobras sutiles además de un conocimiento profundo de las expectativas, deseos, emociones, sentimientos e insatisfacciones de los espectadores (de hecho podemos visionar esta afirmación en las primeras escenas del filme donde Cecilia mira la película La Rosa Púrpura del Cairo (desde una butaca de cine). Allen no es ingenuo a la hora de pensar la película y lo hace primeramente desde el espectador poniéndose en su lugar.

La otra, la del actor (no olvidemos que Woody Allen también es actor) y con conocimiento de causa expone en la película no sólo la energía interna que debe aportar todo actor para la construcción y creación del personaje junto con el director, sino también las facetas humanas de los actores fuera de escena. Por ejemplo, se puede divisar esto en escenas donde aparece Gil Shepherd charlando muy aireadamente con Cecilia o hasta en la escena donde le revela su verdadero nombre, o en las escenas donde los personajes dentro de la pantalla (si los miramos como actores expuestos) discuten entre ellos por su condición de ser actores pero también humanos. Cosa que se ve también en los dichos de Gil Shepherd en algunas escenas.

Otra postura en la que se posiciona Allen es la de los personajes que toman vida, para luego pertenecerles a los espectadores. Por ejemplo con Tom Baxter en la escena donde discute amablemente con Cecilia en el parque sobre a quién le pertenece la autoría de un personaje creado si al escritor o al actor.

Y la cuarta postura que asume Woody Allen es como director o realizador o guionista, quien casi siempre debe responder a las jerarquías de la industria cinematográfica. Es así que, casi todo el tiempo toca a nivel crítico e irónico esta temática con los personajes que están dentro de la pantalla de La Rosa Púrpura del Cairo. En este caso sería el propio Woody Allen a lo largo de toda la película apareciendo y desapareciendo una y otra vez sin nunca dejar de estar presente.


Con respecto a un análisis específico del guión podríamos decir que el mismo tiene un cauteloso desarrollo detallista. Se trata por momentos, hablando de género, de una tragicomedia y por otros de una parodia con sátira e ironía, pero en su totalidad deja en el espectador el concepto de un profundo realismo por su condición de ser, que se retroalimenta infinitamente. Todo esto más allá de las estratagemas en feed back , ficción-realidad, realidad-ficción utilizadas por Allen a lo largo de toda la película y que luego las críticas calificaron a favor y en contra para con el tiempo considerarla una obra maestra del cine de ficción, y por lo que considero que el verdadero árbitro real que ponderó la película por su genialidad, fue el real espectador.

El director manejará los golpes dramáticos de manera precisa con acertados manejos del tiempo para contar en poco tiempo muchas cosas significativas, y con un excelente diseño del ritmo para mantener expectantes a los espectadores con las próximas escenas, lo que manifiesta su característica forma de contar la historia.
Cecilia vive en un mundo donde los teléfonos no son blancos. Entonces, decide escaparse de esa realidad de maltrato y asecho, de sufrimientos tangibles externos por parte de su marido y del contexto que la rodea, por ejemplo, lo vemos en la escena cuando se va de su casa luego de una discusión con su marido y busca refugiarse, una y otra vez, en el cine para ver La Rosa Púrpura del Cairo. Cuando el cine está cerrado, ella no sabe otro lugar adonde ir que a la taberna donde trabaja para luego volver a su casa. ¿Será porque el ser humano es un animal de costumbres que cuando se encuentra confundido vuelve al yugo que lo condiciona?. Otra vez vemos aquí el profundo conocimiento del interior del ser humano por parte de Allen, sofía que todo director debe manejar a la hora de encarar un proyecto fílmico y dirigir actores trasladando todo esto a los personajes. Pues en ningún momento Allen se desvió ni permitió que los actores se desviaran del propósito temático, el subtexto de la historia para que la obra tuviera sentido.
Es obvio que esta sapiencia del director tiene algo de innato pero mucho de la observación sin distracciones, ya sea por experiencias propias o ajenas o por observaciones sin parpadeos, de lo que sucede y les sucede a los seres reales denotativa y connotativamente en el mundo real a través de sus dualidades o personalidades dinámicas. También creo que la genialidad como realizador la alimentó con intensidad de trabajo para crear los personajes y la naturaleza de los conflictos, de los personajes consigo mismos, de los personajes con otros personajes y de los personajes con las situaciones que se les presentan.
Considero que Allen no se ha permitido ni ha permitido improvisaciones para lograr esta genialidad y si nos contradecimos en el análisis haciéndolo más complejo como Allen lo es, podemos decir que si utilizó alguna improvisación para lograr la coherencia y cohesión de los personajes y la trama, lo hizo de una manera sigilosa, planificada y en función del producto logrado.
Por eso afirmo que La Rosa púrpura del Cairo es tan simple y casi perfecta por haber tocado temas tan complejos y profundos con los tiempos justos y ritmos adecuados.

Al otro día Cecilia comete errores en la taberna donde trabaja y la despiden. Seguramente tiene un conflicto interno por la pérdida, en este caso laboral, en una época donde escasea el empleo, pues es común en el ser humano ante todo cambio circunstancial que la vida nos impone, lo que también genera nuevas oportunidades. Allen conoce de estos sentimientos y los maneja con respeto e inteligencia pues conoce en profundidad que toda pérdida y dolor en la vida da lugar a un cambio y metamorfosis para generar cosas nuevas y mejores. Algo de lo que hasta ahora Cecilia no se percata. Es entonces que ella merodea el cine como tratando de refugiarse de lo que la hace sentir infeliz y va a ver una y otra vez La Rosa Púrpura del Cairo.

Luego Tom Baxter encuentra la excusa justa para escaparse de la ficción dentro de la pantalla. Se siente libre al salir de la película. Entonces, hurgando en el perfil del personaje y en su historia previa, puedo ver, con respecto a la realización y a la confección del guión, que quizás es éste el verdadero superobjetivo que tiene Tom: el de ser libre de la ficción y en segundo lugar el de enamorarse de Cecilia, quienes como sujetos de acción y con sus propios objetos de deseo se moverán juntos por los diferentes escenarios del mundo real y de ficción a lo largo de la película y en alianza.

Ahora estamos en el cine y vienen los de la compañía cinematográfica a ver qué es lo que sucede mientras los personajes que quedaron dentro de la película discuten sobre los perfiles de sus personajes y la búsqueda de satisfacción, como la plata afecta el amor y la riqueza, del casamiento y la nobleza y el sentimiento de desaparecer cuando apagan el proyector ante la idea de un personal de la industria. Pero no pueden seguir la película sin Tom porque él es el enlace, cosa que critican y reclaman ante la trasgresión de Tom, capacidad que nunca podrán lograr porque hasta en la ficción ellos se encuentran condicionados por sus propios conflictos internos e imposiciones de la industria por lo establecido en la película.
Acá me detengo para decir que esto también surge en el mundo real donde todo está prohibido y no todo es conveniente según la reglas sociales o de grupo o de roles. Menos aún, la de ser uno mismo transgrediendo lo que se impone como en el caso de Tom al salir de la ficción donde inapelablemente será criticado despectivamente por el grupo al permitirse ser real. En este caso por sus compañeros (personajes) que quedan dentro de la pantalla.
Veo aquí que en alianza, reclaman en crítica a Tom al encontrarse debilitados y sin saber qué hacer, pues se han desestructurado como grupo ante la perdida de este eslabón valioso de Tom cuando logra su libertad. Con respecto a ello, me pongo a comparar con lo que le sucederá a Cecilia internamente en sus anhelos, ilusiones y sueños en el mundo real pero en este caso creo que es semejante e inverso pues Tom sueña desde la ficción ser real.

Cuando ya Cecilia y Tom van al parque de diversiones (un entorno estilizado para ambos, aunque no deje de ser un entorno exótico para Tom) y ella le convida palomitas de maíz, Tom comienza descubrir y a sorprenderse en sus primeros contactos con el mundo real y ve los beneficios del pertenecer al mismo. Acá puedo ver que Allen da al espectador cierta cátedra o filosofía de vida diciéndonos que la misma vida del mundo real no es tan desagradable como nos parece a nosotros, los reales, si sabemos ver desde nuestro interior lo hermoso de las cosas simples, aprovechando las pequeñas vivencias de lo cotidiano y descubriendo lo bueno de estar vivos, sin tóxicos sistémicos o convencionales. También considero que Woody Allen en esta escena se permite hacer una crítica irónica a los espectadores cuando Tom dice: "Es un poco molesto cuando estrujan las bolsas." (refiriéndose a los espectadores cuando estrujan las bolsas de palomitas de maíz mientras comen y ven las películas). Luego, finaliza la escena mientras ambos se adulan en sus cualidades y capacidades.
Aquí creo que Allen maneja en detalle la coherencia y cohesión de la trama y el perfil de personaje de Cecilia, porque especialmente en esta escena aparece una de las características de la personalidad de Cecilia: la de una seducción inocente por su forma de ser, que siempre estuvo latente pero auto condicionada por los conflictos internos del personaje, previo a su proceso de transformación. Aquí me detengo a observar los diálogos de Cecilia y veo que Allen utilizó un recurso para el manejo de los diálogos, pues todo pensamiento, diálogo y voluntad de un personaje tiene que surgir de las acciones, pero no olvidemos que al mismo tiempo todo diálogo o acción surgen de la voluntad de los personajes semejante a las voluntades de los seres reales. Es así que detrás de toda palabra en los diálogos, el personaje buscará una respuesta positiva del receptor ante una exigencia o afirmación del mismo haciéndole una contra exigencia. Entonces en esta escena, en la charla en el parque, ella usará esta diplomacia quizá sin darse cuenta (hablando de Cecilia como personaje), cosa que también hará con Gil Shepherd más adelante para entrar en amenas conversaciones, lo que le abrirá las puertas a hacer realidad sus ilusiones, con las que tanto soñaba así como con las propuestas amorosas de Tom y de Gil. Este recurso creo que Allen lo tomó del mundo real para llevarlo a la ficción, pues en la vida cotidiana la gente no dice directamente lo que en realidad siente o desea, pero lo tiene en su interior. Es así que camuflamos tras las palabras que decimos, objetivos y conceptos a veces inconscientes por los que esperamos respuestas positivas a intereses o deseos cuando hablamos con un interlocutor, cosa que se notará en Cecilia y Tom cuando conversan en esta escena y en otras más. Este concepto responde al principio de desplazamiento en el uso de diálogos de personajes que todo director cinematográfico debe conocer para que sus personajes no caigan en mensajes o discursos planos y sin contenido dramático.

Tom Baxter quiere vivir y ser libre en el mundo real y tomar sus propias decisiones y le manifiesta a Cecilia estar enamorado. Quiere que le enseñe el mundo real cuando le dice: "¿Cuánto se enloquece un hombre por una mujer que deja la pantalla para conseguirla?." Entonces me hago una pregunta, ¿será éste un piropo personal o una declaración de amor de Allen hacia Mia Farrow? Bueno, no lo sabemos, lo que sí sabemos es que Woody Allen dirige La rosa púrpura del Cairo y nunca dejará las pantallas de cine, pues seguirá estando siempre de un lado o de otro de las películas y el resto de la historia de la pareja ya la conocemos.

Volviendo al personaje de Tom Baxter, veo que se le vuelve conflictivo manejarse en escenarios reales siendo ficticio, lo que se pondrá en evidencia en varias escenas a lo largo de la película ante ciertas torpezas que comete con sus acciones o dichos. Por ejemplo en el parque de diversiones cuando se sienta en el carro de la montaña rusa intentando que esta comience a moverse, o en la escena del restaurante donde pretende pagar con dinero de utilería, o en la escena del burdel cuando conversa con las mujeres prostitutas.


Pero mientras, veamos qué continúa sucediendo en el cine. Los personajes están discutiendo dentro de la pantalla aunque sienten algo de curiosidad por el mundo real.
Cecilia vuelve a su casa porque no tiene otro lugar a donde ir, pero esta vez Tom Baxter la espera en el parque de diversiones. Ella sabe que los seres ficticios son perfectos pero no son reales. Cecilia no perderá el sueño de un hombre perfecto.
Mientras, los de la industria cinematográfica quieren apagar el proyector aduciendo que puede ser obra de los rojos o los anarquistas y otro hombre de la industria dice que es mejor no apagarlo, (al proyector) o quiere otro más aquí afuera (con respecto a que si Tom quedase aislado en el mundo real).
También vemos la postura de Allen ante las industrias del cine en la escena donde éstos discuten sobre lo que sucede con Tom y se empiezan a desesperar y poner nerviosos imaginándose qué sucedería su hubiera cientos de Tom Baxter libres. No sabrían qué podrían llegar a hacer. Acá Woody Allen da un mensaje subliminal a la industria cinematográfica en general, manifestando que conoce sus pensamientos e intereses, y agrega una crítica al posicionarse como autor detrás de la condición de Tom Baxter, como alguien que se escapa y trasgrede lo establecido. En este caso cómo alguien de la industria que se revela, lo que propaga a través de esta película a todo el mundo como forma de libertad. Es más, en la escena de la discusión en la puerta del cine, vemos a unos potenciales espectadores dentro de un auto que quieren ver lo que sucede allí adentro y los de la industria le dicen que si quieren ver que paguen la entrada. Así Allen desnuda a los miembros de las industrias cinematográficas como usureros que en lo que único que piensan es en obtener rentabilidad sin importarles lo artístico del séptimo arte ni tampoco los espectadores.

Woody Allen en el desarrollo del guión hace constantemente comparaciones, coincidencias y búsquedas de analogías entre el mundo real y el de ficción. Pero nunca sin dejar de sorprender a través de recursos narrativos tratando de lograr y mantener la continuidad narrativa.
En la escena donde Tom charla con Cecilia sobre la ficción y la realidad se pueden notar en los dichos de ambos, índices de postura de Allen ante la realidad y la ficción. Para Cecilia en el mundo real la gente envejece, enferma, padece guerras y no encuentra un amor. En el mundo de Tom para él, la gente es confiable (lo que considero que en el mundo real no existe) pero puede existir según nuestras decisión, homologable a las voluntades que movilizan a las acciones y diálogos de personajes planificadas bajo una excelente dirección de actores en una correcta narrativa dramática de ficción.

Y ya nos encontramos en la escena dentro del cine en la que le comunican al actor (Gil Shepherd) que debe controlar su creación, sino nadie volverá controlarlo. Se puede comparar con Woody Allen, pues él aquí nos está revelando algunos secretos y sentimientos a la hora de crear un personaje desde el punto de vista del actor: todo actor que pertenece a la industria, al darle vida a un personaje, sabe que ya no le pertenece si cruza el umbral de la ficción y llega a las mentes de los reales, sino que les pertenece a éstos, quienes se apropian de los personajes ficticios según sus creencias, conocimientos, estilos de vida o tradiciones.
Pero menos control tendrá un actor, en este caso Gil Shepherd, de su personaje (Tom Baxter) si el personaje encima es trasgresor y busca la libertad al cansarse de pertenecer como personaje a la industria cinematográfica.

Mientras el personaje empieza a chocar con los conflictos del mundo real, Cecilia se convierte en su cómplice y aliada de esta aventura. Por ejemplo, en la escena del restaurante donde paga con dinero de utilería y luego huyen, para luego subirse a un automóvil robado para escapar donde en el mundo real los autos no funcionan sin darle contacto con la llave.

Casi siempre Cecilia y Tom vuelven al parque de diversiones como punto de referencia y de encuentro y siempre está cerrado. Quizás, creo yo, porque el parque es lo más parecido a los escenarios del entretenimiento que nos brinda la ficción, para Cecilia y para Tom es el contexto y punto de encuentro perfecto donde los mundos a los que pertenecen quedan obsoletos mientras allí se encuentren. Es así que el parque se convierte en un referente, en código común que ambos comparten para poder pensar y sentir, relacionado con sus objetos de deseo y de soñar. Entonces se reunirán allí para resolver o planificar sus próximos pasos ante las nuevas aventuras que compartirán.

Luego ante los conflictos reales, Tom se da cuenta que tiene que conseguir un empleo, pero Cecilia le recuerda que eso es muy difícil en el mundo real.
Entonces él opta por vivir del amor, cosa que sólo sucede en las películas y cuando la besa se da cuenta que en el mundo real la gente hace el amor sin desvanecimiento de imagen como en las películas. Aquí vemos un cóctel de cierta poesía, ternura, crítica e ironía que Allen mezcló en esta escena, pues en el mundo real los reales creen que no se puede vivir del amor, y, en la ficción, los ficticios se sorprenden de lo irrisorio de esta creencia, y si un ficticio como Tom está en un mundo real enseguida se dará cuenta que se deberá enfrentar a la realidad trabajando para vivir donde el trabajo escasea.

Volvemos a estar en el cine y vemos que los de la industria discuten con los personajes que están dentro de la pantalla y uno quiere ser libre, entonces el de la industria le dice que es un comunista y que tendrá que rembolsar el dinero. Yo acá veo que Allen expone al desnudo a los de la industria revelando sus intereses y secretos para obtener ganancias del arte del cine.
Ellos saben cuál es el negocio cuando uno de ellos dice: "Los reales quieren vida fícticia y los ficticios vidas reales." Pero aquí también Allen hace cierta filosofía y revela algunos intereses de los reales y sus ficciones.

Ahora estamos en la escena donde el actor Gil Shepherd aparece charlando con Cecilia. Aquí me detengo a analizar a Cecilia y preguntarme ¿es este un índice de ambivalencia por parte de Cecilia o una pequeña huella de traición a Tom Baxter ante la alianza que tenían ambos para contenerse mutuamente en la búsqueda de sus deseos personales?. En mi opinión, creo que más bien se trata de otro punto de inflexión importante y creativo que Allen puso adrede para darle más credibilidad al personaje de Cecilia, para que el espectador se encuentre identificado al mostrar lo humano de Cecilia en la búsqueda de un nuevo objeto de deseo (ahora un hombre perfecto), pues nunca antes se había sentido valorada como persona ni como mujer, ni había tenido dos propuestas amorosas de potenciales hombres perfectos.

Continuando con el análisis de la escena, Gil le dice a Cecilia que trata de hacer una película por año y se adjudica la creación del personaje (Tom Baxter) pero Cecilia refuta cuando dice: "no, lo creó el escritor" y Gil luego dice: "sí, pero yo lo hice real.". Otra vez Allen se auto cuestiona sobre la autoría de los personajes como actor y como guionista y expone el concepto de creación, en este caso de un personaje desde los reales realizadores para con una ficción.

Cuando Gil Shepherd y Tom Baxter se encuentran por primera vez, veo que surge ahora la faceta actoral de Allen, a quienes creo les hace un pequeño homenaje al tratar aquí la lucha interna del proceso de creación del personaje que pasa todo actor. Luego hacia el final de la discusión, vemos cierta resignación de Gil al darse cuenta que el personaje ya no le pertenece a él sino al público. En la misma escena, Gil trata de convencer a Cecilia, a la vez que discute con Tom, que quiere ser real, pero si nos detenemos en los dichos de Gil en esta escena en un aparente acto fallido, Gil asume que él tampoco es real. ¿Se habrá equivocado Woody Allen al darle letra a Gil?. ¿O nos estará diciendo a nosotros, los reales, que también tenemos algo de ficticios?

Desde el punto de vista de confección del guión, Woody Allen hace una sátira de estereotipos convencionales de género, y trabaja sistemáticamente violándolos con sutileza para producir un efecto en los espectadores. Podemos ver esto, por ejemplo, en la escena donde Tom camina por una calle con Cecilia y pasa una mujer embarazada, entonces vemos que Tom descubre que en el mundo real la gente se embaraza.

Pero el marido de Cecilia está jugando en las calles con unos amigos, entonces en alianza uno de ellos le comenta lo que acontece entre Cecilia (su mujer) y Tom. Aquí vemos cómo en los cuentos maravillosos de ficción y cómo en el mundo real, hasta los antagónicos tienen subordinados, y como dijimos en un análisis anterior ¿será el marido de Cecilia un perfecto antagónico?.
Con cierta redundancia me atrevo a contestar la pregunta basándome en lo que he dicho antes en mi análisis: el ser humano no es ni tan bueno ni tan malo, es relativo e imperfecto característica que debe estar presente para que tengan naturalidad y realismo los personajes en las historias cinematográficas, y lo que influye en la identificación con los espectadores.
El marido de Cecilia es víctima del desempleo y la depresión de los años 30' y tiene una tara que lo ha forjado duramente en su forma de ser, con bases conflictivas de una historia previa y claro perfil psicológico del personaje.
Pero a la vez es denotativamente y connotativamente victimario por canalizar ese resentimiento que tiene hacia el mundo real con maltrato y falta de respeto y valoración hacia el personaje de Cecilia como mujer. Por ello, nada justificará su forma de ser para con Cecilia, como ella trata de hacerlo en una de las escenas cuando conversa en el parque de diversiones con Tom.
Podemos visionar ahora de mejor manera los sensibles recovecos emotivos y creativos de Woody Allen para escudriñar los más complejos, profundos y aparentemente ocultos huecos internos del ser humano y utilizarlos como valiosas herramientas y joyas en la realización audiovisual cinematográfica de esta película.

Ahora nos encontramos en la escena de la iglesia. Aquí desde el punto de vista metalingüístico Woody Allen hace una reflexión sobre su propia lingüística y se autocuestiona públicamente y hace propaganda de algunas de sus ideologías y creencias. Surgen las cuestiones de Allen, en este caso sobre la existencia y la creación, manifestada a través de la mirada de Tom ante el crucifijo que considera hermoso pero asegurando de no estar seguro bien de qué se trata.

Y en la misma escena, con la voz de Cecilia, Allen expone y se cuestiona su creencia en Dios contestándose que es la razón de todo el mundo y el universo, y dudando casi al instante con la voz de Tom.

Luego surge nuevamente la ironía de Allen y su manejo del punto de vista como autor, camuflándose bajo la voz de Tom Baxter cuando le dice a Cecilia que ella se refiere a los escritores de películas posicionándose en el lugar de Dios como escritor en el mundo de la ficción, y luego nuevamente surge quizá la búsqueda de Allen en el mundo real sobre el sentido de todo bajo la voz de Cecilia donde al mundo real lo compara con la ficción cuando ella dice que la vida, en el mundo real, sin Dios, sería como una película sin tema y sin final feliz.
Aquí podemos ver finalmente, cierta soberbia de Allen que nos dice desde el aspecto de creador de ficciones que en el mundo cinematográfico como creador de ficciones él es Dios.

Después surge el conflicto dentro de la iglesia cuando llega el marido de Cecilia. Un conflicto real y pasional con un personaje ficticio en un lugar sagrado. En las películas Tom siempre es el héroe y buen peleador, valiente y al que nunca se despeina, ventaja de ser imaginario (lo que le revela al final de la escena a Cecilia). Tampoco nunca se le cae el sombrero mientras boxea, de hecho lo demuestra cuando boxea con el marido de Cecilia en el mundo ficticio. Tom sabe de ética y la respeta incluso en el mundo real cuando termina de ganar la pelea pero no sabe de traiciones, las que sí existen en el mundo real cuando el marido le da un golpe bajo (acá vemos el excelente manejo de la naturaleza de las acciones de los personajes por parte de Allen). Entonces aquí es cuando realmente Cecilia se revela (punto de inflexión) enfrenta y asume riesgos de más conflictos cuando manifiesta sus emociones contra su marido. En esta escena veo una transformación en el personaje de Tom, pues se revela y por ello tendrá ahora un conflicto real que le generará subconflictos; entonces pelea contra el marido de Cecilia y en su defensa dentro de la iglesia produciéndose así una transformación. Haciendo comparación podríamos decir que también hay puntos de inflexión mucho antes, por ejemplo, en la escena donde los personajes dentro de la pantalla discuten con las personas reales (espectadores) que se encuentran en el cine.

Cuando Cecilia nuevamente se encuentra con el actor (Gil Shepperd), ella en cierta seducción lo adula y le dice que tiene algo mágico y el actor se emociona (¿será aquí que Allen o Gil tienen un acto fallido? cuando él le dice a Cecilia: “¡Oh, gracias. Oír eso de una persona real es demasiado!”.)
¡Será que Gil aquí asume que él tampoco es real o como real tiene algo de ficticio?. Bueno, nuevamente Allen pone aquí un poco en jaque a los espectadores o a los actores o lo seres reales y humanos en su condición de ser, ficticios o reales. Luego en esta misma escena Gil y Cecilia entran en confianza y charlan citando mi comentario anterior sobre lo latente, pero condicionado que tenía Cecilia en un principio sobre su personalidad y seducción, aquí se manifiesta, lo que nos da índice de la coherencia y cohesión tan bien trabajada por Allen con respecto a los perfiles psicológicos de los personajes a la hora de dirigir actores y darle vida a los personajes creíbles respetando la continuidad narrativa.

Mientras Gil y Cecilia charlan, Allen satiriza la existencia humana y en profundidad cuando Tom entra al burdel con las prostitutas y hace la filosofía de vida y de la existencia. Ante lo cual surge algo mágico que Allen sabe explotar y es lo humano de las prostitutas, cuando ellas le hablan a Tom, de su postura ante el casamiento, de los hijos, que tienen tuvieron o perdieron y de los dolores y sufrimientos que les causó la vida del mundo real, mientras Tom las consuela amable y respetuoso. Aquí Allen toca la profunda intimidad femenina cuando las prostitutas se sorprenden al encontrar a un verdadero hombre, (Tom Baxter ), que las valora como mujeres (seres humanos, es más les dice hermosas criaturas), o sea por lo que realmente son y no sólo por lo que pueden ofrecer por un puñado de dinero.
Pero aquí hay una confusión, pues ellas no saben que Tom no es real. Y hasta están dispuestas por ello a ofrecerle lo mejor que consideran que tienen, pero gratuitamente (servicios sexuales). Por eso aquí yo considero que milagrosamente Allen hace una crítica de la desvalorización humana, que se ha ejercido hacia la mujer a lo largo de la historia, y que también hace una leve crítica de la auto desvalorización femenina como mujeres y objeto sexuales o de deseo, por no darse cuenta o no querer darse cuenta de su condición de ser bellas criaturas semejantes y en comunión y respeto mutuo con el hombre que aman. También veo que Allen hace una crítica hacia el machismo y quizás aquí se hace una autocrítica.
Pero Tom, un ser imaginario ficticio, no mezcla la diversión con el amor. Nuevamente vemos la coherencia y continuidad del perfil psicológico de los personajes, en este caso de Tom Baxter, quien no dejará de valorarlas a esas prostitutas como mujeres (lo que no existe o escasea en el mundo real), lo que se podría interpretar también en cuanto a la postura y charla de Tom con las prostitutas por su ingenuidad o falta de conocimiento ante este tipo de mujeres del mundo real para Tom.

Pero luego Cecilia se enamora de Gil y luego comienza a tener una confusión interna quizás por esa búsqueda interna de la que he hablado anteriormente con respecto a Cecilia y su búsqueda del hombre ideal.

Los personajes dentro de la pantalla dentro del cine siguen discutiendo la ausencia de Tom con los de la industria cinematográfica; Allen fue actor y conoce el rubro y será por ello que en la escena en que los personajes dentro de la pantalla se revelan contra la industria y la explotación y el dinero que gana Hollywood a costa de los actores entonces Allen utiliza estos personajes para hacer una crítica a la industria y su explotación, cuando tilda a la industria como ilusoria mientras que lo verdaderos actores son reales. Todo esto mediante la voz de uno de los personajes dentro de la pantalla. Considero que Allen aquí está diciendo que los deseos de la industria son eliminar a esos actores que se revelan.

Ya estamos en el cine, Tom y Cecilia entran dentro de la pantalla llevada por Tom, y Cecilia descubre un mundo donde los teléfonos son blancos y donde no hay preocupaciones ni conflictos, como un sueño real donde no importa el dinero y no hay condiciones. Lo que veremos que disfruta, pues es lo que siempre soñó pero a lo cual ella hace una reflexión interna y que notaremos hacia el final de la película.

Pero cuando Cecilia vuelve al mundo real ve a Tom y a Gil que disputan su amor y ve que surgen todas sus fortalezas y debilidades características humanas y del mundo real y parece ahora que también de los ficticios.
Es entonces que Cecilia se enfrenta a la capacidad más libre y la cualidad más sublime que tiene el ser humano en un mundo real. La capacidad de decidir o elegir sin condiciones, pero esta vez con una verdadera libertad interior más allá de las presiones, oportunidades y persuasiones que le ofrecen Tom y Gil. En este caso deberá elegir entre la ficción y la realidad donde toman juego también en influencia los impulsos humanos muy bien trabajados a nivel actoral por Mia Farrow y Allen como director con respecto a la creación del perfil psicológico, e historia previa del personaje.

Es entonces que Cecilia elige la realidad, (quizá aquí por única vez Cecilia pisa la tierra y asume su condición de ser real), lo que no dejará de tener lo mágico de la ficción donde a cada minuto se debe enfrentar a un nuevo riesgo de perder u oportunidad de ganar pero sin dejar nunca de ser protagonista.

Claramente observamos en esta escena que Tom vuelve a la pantalla con una muy leve resignación. Haciendo cita a mi análisis anterior considero que esta acción de Tom Baxter avala mi especulación en cuanto a que su verdadero objeto de deseo no era tanto el amor de Cecilia sino la libertad del mundo real a la cual luego de haberla probado, en conclusión desestima eligiendo volver al mundo de ficción al cual pertenece.

Yo creo también que Cecilia elige el mundo real porque en el mundo de ficción no existen los conflictos o subconflictos reales, los que sí existen en el mundo real y los que por más desagradables que nos parezcan son los verdaderos motores de la vida que motivan a la acción y le dan sabor y adrenalina.
Cecilia hace un descubrimiento donde se da cuenta que las cosas no siempre terminan felizmente, cuando por ejemplo, está en juego el amor o el bienestar en la vida.
A mi entender y en mi interpretación, Cecilia asumió el riesgo de perder como siempre le tocó en suerte, quizás sabiendo que así le seguirá sucediendo, pero esta vez con una nueva mirada que le enseñó la ficción. La de ver lo hermoso y enfrentar lo duro y complejo del mundo real.

Esta vez, y de ahora en más, Cecilia en su interior es realmente feliz en un mundo real plagado de conflictos, porque sabe que perder es también ganar si se tiene la capacidad de no dejar nunca de soñar e imaginar (como en las películas), pero pisando la tierra en un mundo real. Por ello vuelve al cine a ver nuevamente La Rosa Púrpura del Cairo pero como un ser real.
Este es el mensaje final, el concepto básico que Allen como autor creo yo quiere dejar a los espectadores.
Quizás aún cuando las películas y los sueños terminan, sea hora de despertar al mundo real, ¿será válido que nos permitamos vivir y soñar sin perder la ilusión?.




(*)E-mail: joch71@yahoo.com.ar
Reg Nª 375270




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