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:: Proto-fascismo

S.O.S. Iceberg (S.O.S. Eisberg, Arnold Fanck, 1933)

Antes de convertirse en directora y artífice total de sus propias producciones, Leni Riefenstahl actuó, principalmente, en las “películas de montaña” de Arnold Fanck. S.O.S. Iceberg tiene la particularidad de que está filmada mayormente en Groenlandia y el equipo de producción y los científicos que lo acompañaron, como Knud Rasmussen y Ernst Sorge, tuvieron que enfrentarse con toda clase de peligros durante la filmación. Además, es la primera y única aparición de Leni Riefenstahl como aviadora.

El rompimiento de un iceberg y el consecuente estruendo cuando se estrella contra el mar son las primeras sorpresas para el espectador. El explorador Karl Lorenz escribe en su diario los últimos hechos de los que ha sido testigo, la vida salvaje y los peligros con los que se ha encontrado. En Alemania, mientras tanto, sus colegas no logran acuerdo: algunos lo dan por muerto y otros aún que creen en la posibilidad de encontrarlo. Hella, su esposa (Leni Riefenstahl), sufre la posiblemente definitiva desaparición de su esposo. Sin embargo, no encontraremos en ella a una esposa desesperada que rompe en llanto al recordar momentos felices, sino a una mujer fuerte con medidas expresiones y de mirada impertérrita.
Un grupo de científicos decide finalmente partir en una expedición en busca del desaparecido Lorenz a pesar de que siguen sin aclararse algunas cuestiones relativas a la desaparición. El jefe del grupo parece no hacerse cargo de la responsabilidad, pero es uno de los que toma la iniciativa. Poco después de comenzada la expedición, encuentran el diario de Lorenz a través del cual logran conocer sus últimos pasos. Al enterarse de esto, Hella renueva sus esperanzas de reencuentro con emocionados ojos apenas humedecidos.
Lorenz, a pesar de los maltratos de la naturaleza, aparece con vida y, poco después, Hella vuela a su encuentro. Pero, a punto de llegar a la locación que le da la radio, Hella, a causa del viento, no logra maniobrar su avión haciendo que se estrelle contra el hielo impenetrable. Se convierte así en una más de las personas atrapadas en las cuevas del implacable norte.
El ambiente es hostil pero imponente; ante el frío y la falta de alimentos, los sentimientos más bajos empiezan a hacerse presentes. Uno de los hombres pierde toda esperanza en el espíritu de grupo y se propone regresar por su cuenta teniendo que luchar contra terribles tormentas de nieve y viento; otros tratan de cazar algún animal para dejar de comer pescados prácticamente crudos y helados. Los más salvajes instintos afloran y la mente puede convertirse en el peor enemigo. Dos miembros del grupo se pelean hasta matarse, otro es devorado por un oso, otro simplemente pierde el juicio e intenta atacar a la pareja que, contra todo, se mantiene unida. Los pocos sobrevivientes y el matrimonio Lorenz luchan hasta el final confiando en un pronto rescate. El valor y el honor se debaten en un desigual enfrentamiento contra la naturaleza y las fuerzas de lo inconmensurable. Hella y Lorenz se apoyan mutuamente con la viva esperanza de que su país vaya por ellos. Nada hace dudar al espectador de que lo lograrán.

Fanck era un geólogo aventurero y un técnico que buscaba la perfección. Hay que decir que la película sorprende con tomas aéreas que recorren las infinitas distancias, con imágenes muy logradas adentro de las cuevas de hielo; el ojo de la cámara que espía a los animales, el ojo del entomólogo que desnuda lo más primitivo de los hombres. Fanck sentía una extraña adoración por los glaciares y las rocas gigantes que más tarde fue calificada por Siegfried Kracauer como una suerte de irracionalidad proto-nazi. Como si en la adoración por los inmensos paisajes blancos y las monumentales proezas humanas al enfrentarse a toda clase de peligros, pudieran reconocerse los más altos valores germánicos.
El azar aporta a esta hipótesis con su obvia arbitrariedad: Riefenstahl tuvo el primero de sus numerosos encuentros con Hitler cuando se alojaba en Wilmershaven camino a Groenlandia para el rodaje de S.O.S. Eisberg.

La película fue conocida en Alemania en Agosto de 1933. El Ministerio de propaganda del Reich se creaba en marzo de ese mismo año bajo la dirección y dura tutela de Josef Goebbels quien tenía a su cargo todo lo referente a “la dirección espiritual de la nación”. Los medios de comunicación, prácticamente, le pertenecían y el cine, la radio y demás medios de expresión se convirtieron en brazos armados del partido. Las primeras medidas del Ministerio con relación al cine, vieron la luz en junio de 1933 que, básicamente, limitaba las proyecciones de material extranjero a fin de preservar el cine alemán de toda influencia perjudicial. Se fundó con esos fines la Reichsfilmkammer, una cámara oficial que afiliaba a todos los profesionales del cine con el objeto de que no tuvieran otra alternativa que ceñirse a los requerimientos del régimen.

Fanck fue una especie de mentor para Leni Riefenstahl quien se empeñó en dedicarse al cine después de ver La montaña sagrada del mismo Fanck y terminó siendo la protagonista de casi todas sus películas. Se convirtió en la heroica mujer que lucha contra fuerzas que la exceden para luego hacer sus propias “películas de montaña” y más tarde convertirse en la más conocida artífice de propaganda nazi. En S.O.S. Iceberg no sólo es una eximia aviadora sino que es valiente, gran esposa y buena compañera hasta, incluso, llegar a mostrar cierto agradecimiento con los esquimales que los ayudan. Todo esto no es poco si se piensa que es la mujer a la que más estrechamente se la ha vinculado con la figura del fuhrer.


Por Natalia Taccetta (natalia@solocortos.com)
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